capítulo 64

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POV Mariela: (horas antes)

Tras el tercer llamado de la alarma producto del desvelo por responderle un correo a Dema diciéndole que estaba bien y que tuviese cuidado, me levanto y comienzo a prepararme para dejar a mi hermano en la escuela y yo ir a la editorial.

Ingreso al baño con una toalla y después de verificar de que el agua de la ducha está lo suficientemente caliente, me desvisto y entro a ducharme.

Tras colocar el champú, la propaganda finaliza y el video que coloqué en el móvil comienza a sonar. sin poder contenerme comienzo a cantar a la par de la cantante lo que me lleva a demorarme un poco más de lo que suelo hacerlo.

Al finalizar, envuelvo mi cuerpo con un tallón y salgo de nuevo al cuarto, tomo la ropa que dejé preparada la noche anterior y comienzo a vestirme.

Ya vestida y peinada, tomo mi portafolio y reviso mi agenda comprobando que hoy será un inicio de semana bastante ajetreado ya que hoy tengo reunión desde temprano con varios escritores por lo que sin duda debía armarme de paciencia ya que al ser nuevos muchas veces no les agradaba la idea cuando se les sugerían cambios. Guardo el último manuscrito y salgo rumbo a la cocina en busca de mi hermano menor.


Al ingresar a la cocina, me encuentro con mi nona terminando de preparar el desayuno, a Martin sentado en la mesas y a Mariano, el jefe de seguridad, parado a un costado.

Tras poner la mesa, tomo asiento al lado de mi hermano e invito al guardaespaldas a sentarse, pero este al negarse mi abuela se gira y lo apunta con la espátula.

-Tome asiento, que preparé el desayuno como para un batallón, además mírese está hasta los huesos.

Sin poder evitarlo comencé a reír tapando mi boca con la taza.

-Te sugiero que te sientes, debo advertirte que tiene muy buena puntería así como la ves.

-¡Mariela! -Me reprende mi abuela.

-¿Qué? yo solo digo la verdad. -Me defiendo.

-En todos mis años de servicio me han apuntado y disparado con diferentes tipos de armas, y si algo aprendí a lo largo de los años es que si una abuela te apunta con su espátula debes hacer caso.

Tras decir esto, el hombre tomó asiento y aceptó la taza de café que mi nona le tendió.

Mientras desayunábamos, el teléfono del guardaespaldas comenzó a sonar. Al atender, algo en él cambió, ya no había rastro de diversión, en su lugar se mostraba un rostro serio y alarmado.

-Enseguida, lo mantendré al tanto.

Tras cortar la llamada su vista se fijó en mi, eso provocó que un escalofrío me recorriera la espalda.

-Debemos irnos, la están vigilando.

-¿Qué? no, no puedo irme, tengo que ir a trabajar, hoy tengo un día bastante movido en la editorial.

-No discuta conmigo, tome lo mínimo e indispensable y nos vamos los cuatro.

-¿Los cua... cuatro?

-Si, Costa está detrás de usted. La camioneta que nos llevará al aeropuerto ya nos está esperando en la puerta.

-Pero ellos no tienen pasaporte.

-No se preocupe, hace semanas que el jefe tiene listos los pasaportes de ambos.

Tras decir esto y sin mediar ninguna palabra más nos pusimos en marcha.

Al salir de la casa, lo primero que hice fue mirar a mi alrededor, pero no vi a nadie sospechoso, solo el grupo de camionetas que nos escoltarían.

una vez que nos pusimos en marcha, el jefe de seguridad tecleó su teléfono y al segundo comenzó a hablar.

-Logramos sacarlos de allí. -Informa mirando por la ventanilla- Estamos en camino.

-...

-De acu...¿pero que demonios? -Suelta arrojando el teléfono al piso y empujando mi espalda hacia abajo a la par de que saca su arma y comienza a hablar por el intercomunicador con el resto del personal que van distribuidos en las demás camionetas.

La escena parece sacada de una película de acción. Desde mi posición puedo escuchar las ráfagas de balas que impactan contra el auto haciendo que entre en pánico y sin poder contener mi cuerpo, como si ya no lo controlara salen gritos desde el fono de mi garganta quemando mis cuerdas vocales. El terror invade mi cuerpo, haciendo que comience a temblar. solo rezo por que esto termine de una vez.

En el medio de la balacera, en un intento por perder al vehículo que nos persigue, la camioneta va aumentando la velocidad y pasa varios semáforos en luz roja.

Al observar hacia mi costado, puedo ver a mi nona y a mi hermanito en mi misma posición tapándose los oídos, mientras este último llora aterrado.

-Tranquilo. -Intento calmarlo- Todo va a estar bien, en un ratito más estaremos a salvo.

Estoy tan aterrada que me da miedo siquiera moverme, pero algo llama mi atención. Lo último que veo son unas luces que se aproximan a gran velocidad antes que se vuelva todo negro.

Hola una vez más mis pequeños angelitos. Acá les dejo otro capítulo más por si se quedaron con ganas de seguir leyendo. gracias por estar del otro lado...with love ELI.

Verdades  secretasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora