Capítulo21.

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Tras veinte minutos de andar en el auto, llegamos a un salón enorme, donde había bastantes reporteros y fotógrafos.

-Ahora cuando bajemos no te despegues de mí.

-Bien. -Digo intentando calmar mis pulsaciones.

Luego de estacionar, Dema bajó del auto y lo rodeó para abrirme la puerta.
Al llegar a la entrada, los flashes nos comenzaron a acosar.

-¿Señor Lévedeb, podría decirnos quien es su acompañante? -Preguntaba una reportera. Dema, imponente, siguió caminando como si no existiera.

Al llegar a donde se encontraban todos los invitados, nos dirigimos a nuestros asientos, mientras nos acomodavamos un hombre de la edad de Dema se nos acercó.

-Lévedeb, que gusto verlo.

-Austin. -Respondió Dema acercándome a su costado al ver que el hombre no despegaba la vista de mí.

-¿Y quién es está preciosura? -Pregunta mientras toma mi mano y le da un beso.

-Es mi acompañante. -Se adelantó Dema apoyando su mano en la parte baja de mi espalda y dándome un leve empujón para que caminara- Si nos disculpa debemos saludar a más gente.

-Por supuesto.

Al alejarnos de allí pude notar como Dema se relajaba.

-¿Qué fue todo eso? -Pregunté desconcertada.

-Nada de importancia. -Respondió aún sin soltarme.

Después de varias presentaciones y de saludar a varios de sus socios, volvimos a nuestro lugar.

-No sabía que como prestamista tenías socios.

-Es que no sólo soy prestamista.

-¿Cómo? ¿A qué te refieres?

-Soy dueño de una cadena de hoteles.

-Definitivamente eres una caja de sorpresa. -Digo riendo.

-No lo soy, simplemente no nos conocemos del todo.

-¿Algo más que deba saber? -Pregunto divertida.

-Por el momento es todo. -Responde con una sonrisa que provocó que me saltara una pulsación.

Después de la cena, la música comenzó a sonar invitando a las personas a bailar. Por mi parte, sin poder evitarlo, me levanté de mi asiento bajo la atenta mirada de Dema.

-¿Bailas? -Pregunté extendiendo mi mano.

-Eso debería hacerlo yo.

-Ay por Dios, no seas anciano.

-No es ser anciano, es ser caballero. -Responde levantándose de la silla y aceptandola.

Mientras caminábamos, me soltó para una vez más, apoyar su mano en mi espalda. Al llegar a la pista, su mano libre tomó la mía y comenzamos a movernos al compás de la música.

-Me recuerdas a alguien. -Dice mirándome a los ojos.

-¿A Si? ¿Y se puede saber a quien?

-A... Mejor olvidalo. -Responde y me acerca más a él, provocando que su aroma me invadiera los sentidos y se atascara mi respiración.

Mientras bailábamos, nos envolvió un clima que para nada era incómodo, sin poder evitarlo, la imagen de él basándome me invadió, haciendo que me terminara a acercar a él y apoyara mi mejilla en su hombro ya que aún con tacos seguía siendo alto.

Mientras bailábamos al compás de la canción lenta, me rodeó la cintura con sus brazos y yo le rodié el cuello con los míos.
Al finalizar la canción, volvimos a nuestra mesa.

Verdades  secretasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora