Capítulo 30

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Christopher se acerca silencioso hasta el sofá en el que Dulce duerme plácidamente. Aparta el trozo de manta que cubre el rostro de la joven, un rostro que ejerce en él una atracción imposible de describir. No recordaba la dulzura de su cara al dormir, aunque se dio cuenta que la echaba de menos. No lo pudo evitar, se sentó frente a ella y la miró, la miró durante varios minutos mientras con su dedo índice recorría cada parte de su bello rostro. Llegó a su boca, a sus labios, unos labios que le habían pertenecido en el pasado. En ese momento se arrepintió de dejarla marchar, había sido su culpa y él lo sabía.

Christopher se arrodilló ante el sofá, y la miró nuevamente mientras acariciaba su mejilla. Se acercó más, y la besó, la besó cómo ellos dos habían prometido besarse ante la gente, pues al fin y al cabo no estaban solos. Cerró sus ojos, unió su nariz con la de Dulce, y simplemente se dejó llevar, hasta que una lágrima se deslizó por su rostro.

En ese instante la bella durmiente remolonea durante unos segundos hasta abrir los ojos por completo, tiempo suficiente para que Ucker seque su cara y disimule lo mejor que pueda.

- Ei, Dul, Dul...; le susurra Christopher mientras intenta despertarla.

- ¿Qué, qué ocurre?; pregunta Dulce aún adormilada.

- Te has quedado dormida en el sofá, ellos no sé dónde están y yo no sé dónde me tengo que acostar; explica el chico.

- Ah, sí, sí... Annie está en mi cuarto y Poncho en el de invitados. Yo te estaba esperando pero has tardado demasiado; le dice Dul tras una linda sonrisa.

- Okey, está bien, no te preocupes. ¿Entonces yo me voy con Poncho al de invitados no?; pregunta Ucker.

- Sí, ven que te acompaño; propone Dulce mientras caminan por el pasillo en dirección a la habitación.


- ¿Pero éstos qué hacen aquí?; se pregunta la joven al ver a Annie y Poncho durmiendo plácidamente en el cuarto de invitados.

1. To the moon, and backDonde viven las historias. Descúbrelo ahora