Christopher ya estaba de vuelta en el hotel, por lo que decidió tomar uno de los ascensores que lo llevarían a su habitación. Allí podría desahogarse tranquilo…
Mientras él salía del elevador, Dulce lo hacía de la habitación de Annie. El muchacho, quien no había podido aguantar el llanto en ese habitáculo, caminaba cabizbajo, con los ojos aún llorosos y el corazón roto en mil pedazos. Dejar a alguien nunca es fácil, y más si sigues queriendo a esa persona. Tampoco lo es amar a otra, esa que por más que lo intentes no te da la oportunidad que tanto anhelas…
- ¿Te ocurre algo?; pregunta Dulce tan preocupada como nerviosa.
- Necesito estar solo…; suspira Ucker sin levantar la vista del suelo.
- Si necesitas hablar ya sabes dónde estoy…; le ofrece Christian su apoyo desde el cuarto de al lado.
- Tal vez luego…; le agradece Christopher cerrando la puerta de su habitación.
- ¿Qué le ocurre?; cuestiona la pelirroja al pollito.
- Mejor que te lo explique él…; le responde Christian para así no delatar a su amigo.
- Okey…; suspira la muchacha mientras toca de nuevo la puerta del cuarto de Anahí.
- Ya echándome de menos, princesa; la recibe la güera muy sonriente.
- Salió del ascensor llorando…; le comenta preocupada la pelirroja.
- ¿Qué o quién?; pregunta Annie desconcertada.
- ¿Quién va a ser? Él… Y me dijo que quería estar solo; suspira Dulce.
- ¿Y si fue a hablar con ella?; sugiere la otra muchacha.
- ¿Tú crees? ¿Hoy? Si luego la tiene que ver…; cometa Dul recelosa.
- Fue lo que te dio a entender, ¿no?; apostilla Anahí.
- Sí… ¿Y qué hago? ¿Hablo con él?; pregunta dudosa la pelirroja.
- Si te dijo que quería estar solo, ¿no será mejor que esperes a que él se te acerque?; le aconseja la güera.
- Sí, tal vez tengas razón…; suspira Dulce dispuesta a seguir los consejos de su amiga.
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1. To the moon, and back
FanfictionHacía años que Christopher y Dulce se habían dicho adiós por última vez, y al parecer ya nada quedaba de ese amor que un día los unió. Al parecer, porque el destino es caprichoso y no deja cabos sueltos... Al fin y al cabo, dicen que uno siempre vue...