Ya montados en el coche…
- ¿A dónde vamos?; pregunta Dulce inquieta.
- Para empezar bien el día, te he preparado un desayuno en un lugar muy especial; le sonríe Rodrigo.
- Pero yo ya he desayunado…; se excusa la joven.
- No importa, te apetecerá. Ese lugar siempre será único para nosotros; la mira Rodrigo embelesado.
- Está bien…; suspira la muchacha, a sabiendas de hacia dónde se dirigían. Al fin y al cabo, sólo ellos conocían la cabaña de aquel parque dónde había empezado todo años antes.
***
En la casa de Guillermo, Anahí aún despertándose chequea su teléfono. Las llamadas perdidas de Dulce y sus mensajes suplicantes hacen que sus ojos se abran de par en par.
- ¡Ay no! ¡No puede ser!; comenta la joven nerviosa mientras salta de la cama.
- ¿Qué ocurre? ¿Y esos ruidos?; pregunta Guillermo entrando en su cuarto.
- ¡Un problema muy grande! Luego te cuento, ahora me tengo que ir…; sale apresurada Annie en busca del coche que la lleve hasta el departamento de Christopher.
Unos minutos después, esquivando el tumultuoso tráfico de la Ciudad de México llega a su destino. Se dispone a timbrar cuando una vecina muy amable la deja entrar en el edificio. Tras un rápido «¡Gracias!», la güera se monta en el ascensor. Tan pronto como las puertas se abren, la chica se dirige a timbrar y aporrear la puerta de su amigo, pero nadie responde.
- ¡Chris! ¡Bebé! ¡Soy Annie! ¡Abre por favor!; suplica la muchacha desde el otro lado de la puerta.
- No lo intente más señorita, hace rato que ha salido con su novia. Todas las mañanas se van al parque de la esquina a dar un paseo; le explica el conserje que a su lado cambia una de las bombillas fundidas del pasillo.
- Muchas gracias señor; le dice Anahí mientras saca su teléfono para avisar a su amiga, pero ésta tampoco responde…
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1. To the moon, and back
FanfictionHacía años que Christopher y Dulce se habían dicho adiós por última vez, y al parecer ya nada quedaba de ese amor que un día los unió. Al parecer, porque el destino es caprichoso y no deja cabos sueltos... Al fin y al cabo, dicen que uno siempre vue...