Capítulo 120

1.5K 98 1
                                    

La semana había pasado tranquila y el esperado día había llegado. Mientras Anahí se encargaba de la decoración de la mesa, Maite y Dulce emprendían su particular guerra culinaria en la cocina.

- Hay un cubierto de más; refunfuña Dulce entrando al comedor.

- Ya Dul, si te mueres por verlo...; le sonríe Maite ahora que ya conocía la historia al completo.

- ¿Y eso qué tiene que ver?; pregunta la pelirroja sonrojada.

- ¿Y si al final viene?; comenta Annie aún esperanzada. Estaba enfadada con él, pero al fin y al cabo, lo seguía queriendo.

- No contestó. No está en México. Y no va a venir; sentencia Dulce.

- Bueno, pero no lo quites igual...; propone Maite.

- Uf, qué pesaditas son...; comenta la pelirroja mientras sale del cuarto.

Tras varias horas todo estaba listo, y las tres chicas se habían vestido con sus mejores galas. Los primeros invitados también empezaban a llegar.

- ¡Chiquititos!; grita Annie abrazando a Poncho y Christian, que habían decidido venir juntos.

La joven los invita a pasar al salón, donde los esperan Dulce y Maite con unos buenos aperitivos y un mejor vino para brindar por las viejas amistades. Tras varios minutos conversando, recordando anécdotas y riéndose a carcajadas, la cocinera pelirroja los invita a pasar al comedor.

- Oye, ¿esperamos a alguien más?; pregunta Poncho confuso al ver el cubierto que sobra.

- Habla con la campana...; le responde Dulce tras un suspiro.

- ¡Ay ya! RBD somos seis, y da igual lo que pase, siempre habrá sitio para él...; contesta Annie haciendo pucheritos.

- Buenos ya, siéntense y a comer. Ahora nos trae Dul nuestra primera creación; propone Maite.

Pocos segundos habían pasado cuando alguien hace sonar el timbre...

- ¡Ya voy yo!; se levanta Christian entusiasmado mientras cruza el pasillo que lo lleva a la salida.

- ¡Duuuuul! Un vecino necesita sal...; grita el pollo desde la puerta de entrada.

- Ahora voy; le responde la muchacha saliendo de la cocina.

Segundos después, miles de granos de sal esparcidos por el suelo y un salero roto caído de las temblorosas manos de Dulce dan la particular bienvenida al invitado que faltaba.

1. To the moon, and backDonde viven las historias. Descúbrelo ahora