En Los Ángeles, una recuperada Natalia acababa su rehabilitación.
- ¡Por fin libre! ¿Cuándo nos vamos a México, mi amor?; le pregunta la muchacha a Christopher.
- Cuando tú quieras; le sonríe el joven.
- Mmmm… ¿Mañana? ¡Quiero hacer mil cosas!; grita Natalia entusiasmada.
- Está bien loquita…; le sonríe su aún novio.
De camino a su departamento, Natalia recibe una llamada que se alarga durante varios minutos.
- Okey, el viernes, allí estaré. Mañana me paso por las oficinas; se despide la joven de su interlocutor.
- ¿Quién era?; pregunta Christopher curioso.
- Telehit. ¡Ya tengo un nuevo reportaje!; sonríe la muchacha.
- ¿Ah, sí? ¿Y de qué se trata?; la vuelve a cuestionar el joven.
- Este viernes cubro la presentación del documental de RBD; le anuncia Natalia entusiasmada.
- ¿Qué?; alza la voz Ucker.
- Sí, me eligieron a mí por tener acceso a información privilegiada…; comenta la chica mientras besa el cuello de su novio.
- Bueno, yo te voy a tratar como a los demás periodistas…; le aclara él.
- Eso ya lo veremos…; le guiña ella un ojo.
El viaje hacia su hogar estadounidense transcurrió tranquilo. Natalia haciendo llamadas a familiares y amigos anunciando su regreso, retomando también el contacto con sus compañeros de trabajo. A su lado, Christopher se perdía en la carretera, mientras sus recuerdos volaban en otra dirección, llegando siempre a esa mujer que no se podía sacar de la cabeza.
- «Natalia ya está recuperada, la tengo que dejar de una vez por todas…»; hablaba Ucker consigo mismo.
- «Ya… ¿Pero cuándo? ¿Tan pronto lleguemos a México? Sí, será lo mejor…»; había decidido el muchacho.
- «No, el viernes en la presentación podía ser demasiado incómodo. Después, será mejor después... Pero ese día veré a Dul… ¿Qué demonios hago?»; se peleaba Christopher con su yo interior.
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1. To the moon, and back
FanfictionHacía años que Christopher y Dulce se habían dicho adiós por última vez, y al parecer ya nada quedaba de ese amor que un día los unió. Al parecer, porque el destino es caprichoso y no deja cabos sueltos... Al fin y al cabo, dicen que uno siempre vue...