Capítulo 102

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En pocos segundos Dulce regresó a la habitación, ya sin braguitas y con una cubeta de hielo que posó encima de la cama, cama a la que ella también se subió.

- Desnúdate para mí…; le pide la joven. Christopher se quita el bóxer sin dejar de masturbarse.

- Ahora levántate, necesito verte, no pares, sólo escúchame…; jadea la muchacha mientras agarra un cubito.

- ¿Lo ves? Imagina que eres tú, mira todo lo que te haría…; suspira la muchacha mientras al otro lado de la pantalla la temperatura corporal de Ucker no deja de aumentar.

Dulce se mete el cubito en la boca, lo saborea, lo chupa de arriba abajo, lamiéndolo hasta que se derrite, mientras gotas de agua caen de sus labios, llegando incluso a otras partes de su excitado cuerpo. De fondo únicamente se pueden escuchar los gemidos de su novio a cada movimiento suyo.

- Aún no he terminado. Te sacaré a pasear…; comenta Dulce de manera seductora.

- Eres cruel…; llega a articular Christopher invadido por el placer.

- Hace calor…; jadea la pelirroja mientras se adueña de otro cubito.

Empieza por su cuello, recorriéndolo de manera pausada, sin dejar de observar lo que está provocando en su agitado novio. Lo hace bajar, perdiéndose entre sus senos, deteniéndose en sus pezones, recorriéndolos muy lentamente… Christopher está completamente enloquecido sin apartar sus ojos de la escena que se produce al otro lado de la pantalla. Dulce lo sabe, y decide continuar con el juego, mandándole unas miradas perversas y provocativas, dándole a entender que lo está disfrutando, tanto o más que él.

- Estoy muy mojada…; susurra Dulce cuando el cubito está a punto de derretirse. El doble sentido de la frase es evidente.

Ucker no responde, la mira embelesado a través de una mirada suplicante. Necesita que siga con ese juego que lo trae loco. Y esa locura aumenta cuando ve que la muchacha agarra otro hielo.

- Mira a dónde va a llegar…; jadea la pelirroja.

Tras un breve instante recorriendo su barriguita, llega al monte de venus, donde se detiene durante varios segundos sabiendo que con sus movimientos no hará más que aumentar la locura en la que vive su novio. Decide no hacerlo esperar más, introduciendo el hielo en su vagina, masturbándose con una mano, mientras con la otra acaricia su cuerpo mojado. «No puedo más…», son las palabras que salen de su boca al unísono mientras llegan juntos al orgasmo, uno de esos que los hizo temblar de pies a cabeza.

1. To the moon, and backDonde viven las historias. Descúbrelo ahora