Dulce, sorprendida ante tal petición, responde tras un suspiro en el que reza para no haber tomado la decisión incorrecta que vuelva a destrozar su corazón.
- Sí, por siempre y para siempre…; responde la joven sonriente mientras se arrodilla ante Christopher para ser ella ahora la que introduzca en su dedo corazón el anillo que nunca debió salir de su lugar natural.
Y así, sus sonrisas de felicidad sincera chocaron para transformarse en un dulce y tierno beso que les permitiría recorrer cada milímetro de sus bocas, convirtiéndose al instante en uno mucho más provocativo y seductor. Dulce decidió dar el primer paso, apropiándose de los suaves labios de Christopher como si fueran los suyos propios, acariciándolos, saboreándolos, mordisqueándolos mientras su lengua exploraba lugares recónditos, que no desconocidos, de aquella boca que tanto deseaba. En un instante se alejó, para mirarlo a los ojos y sonreír de manera pícara mientras continuaba con su beso, permitiendo que sus lenguas jugasen entre sí, acariciándose mutuamente mientras las manos de la chica se perdían por su nuca y jalaban su cabello, y las de él bajaban a aquel lugar donde la espalda perdía su nombre.
- ¡No!; grita Dulce quedando a escasos centímetros de Christopher.
- ¿Qué ocurre?; pregunta el joven desconcertado.
- ¿Y si llega alguien?; comenta la pelirroja realmente preocupada.
- Nadie va a llegar. Nunca he pulsado el botón de emergencia; le responde Ucker tras una pícara sonrisa.
- Cabrón; le insulta Dul mientras apoya sus brazos sobre su cuello y le muerde la oreja.
- Creo que nunca lo hemos hecho en un ascensor…; le propone Christopher en un susurro.
- ¿Y a qué esperas?; acepta la muchacha mientras se sube a sus piernas empujándolo contra una de las paredes de aquel cálido ascensor.
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1. To the moon, and back
FanfictionHacía años que Christopher y Dulce se habían dicho adiós por última vez, y al parecer ya nada quedaba de ese amor que un día los unió. Al parecer, porque el destino es caprichoso y no deja cabos sueltos... Al fin y al cabo, dicen que uno siempre vue...