A las nueve menos cuarto salían los seis RBD de sus respectivos cuartos para encontrarse con Pedro y su equipo en aquel pasillo de hotel. Esperando al productor se piropeaban los unos a los otros. Bueno, no todos. Dulce y Christopher se miraban disimuladamente desde la distancia, deseosos de dedicarse algún comentario que finalmente no llegó. El que sí hacía su aparición triunfal era un sonriente Pedro Damián, realmente emocionado ante el estreno de su nuevo proyecto.
- ¿Qué tal están mis niños consentidos?; los saludaba el hombre desde el ascensor.
- Muriéndonos de ganas de ver qué demonios has metido en la peliculita; grita efusivamente Anahí.
- Pronto lo descubrirán; sonríe Pedro enigmático.
- Espero que no se revele ningún secreto de Estado; bromea Christian.
- ¿Quién sabe?; se hace el misterioso el productor.
- Bueno, ¿bajamos ya?; propone Maite eufórica.
- Sí, pero una cosita antes... No quiero que nadie se dé cuenta de los problemitas que tienen entre ustedes. Los quiero a todos bien juntitos y bien sonrientes; comenta el hombre mientras coloca el brazo de Christopher sobre los hombros de Dulce.
- Los demás, ya saben con quien les toca posar; propone Pedro.
- Ven aquí güerito; le grita Annie a Poncho mientras éste se acerca.
- Y tú a mi ladito siempre; abraza Christian a Maite.
- Cchss... Grito de guerra; propone Poncho.
- ¡R, B, D!; gritan al unísono mientras se besan y abrazan los unos a los otros.
De nuevo, como había ocurrido horas antes, Dulce se para ante Christopher sin saber cómo reaccionar, pero en esta ocasión no se escuchó ningún tierno «Ven aquí...», como tampoco se vio el abrazo de koala que los dos estaban deseando darse. Ucker, siguiendo los consejos del productor, le sonrió tímidamente a la muchacha, dejando caer su brazo sobre sus hombros mientras se dirigían al ascensor que los llevaría al hall del hotel. Allí ya los estaba esperando el chófer que los conduciría hasta las afueras un abarrotado teatro, donde el público ya coreaba sus nombres.
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1. To the moon, and back
FanfictionHacía años que Christopher y Dulce se habían dicho adiós por última vez, y al parecer ya nada quedaba de ese amor que un día los unió. Al parecer, porque el destino es caprichoso y no deja cabos sueltos... Al fin y al cabo, dicen que uno siempre vue...
