Capítulo 92

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Christopher sintió el escalofrío de Dulce en su propio cuerpo, muy dentro de él...

- ¿Qué ocurre?; pregunta el muchacho al mismo tiempo que agarra su cara.

- No sé...; suspira la pelirroja mientras se vuelve a entregar a sus brazos.

- Confía en mí...; le susurra Ucker.

- No me dejes...; suplica Dul.

- Me equivoqué una vez, no lo haré dos. Te quiero, te quiero como siempre lo hice y te quiero como siempre lo haré; se sincera Christopher mientras entrelaza sus dedos con los de la muchacha sin apartar su vista de unos ojos llorosos que lo observan a escasos centímetros.

El rostro de Dulce es el fiel reflejo de sus sentimientos: las lágrimas que bajan por sus mejillas son fruto del miedo que la invade, al mismo tiempo que de sus labios se desprende una sonrisa sincera de felicidad. Como casi siempre, Dulce decide guiarse por su corazón, decide confiar en él, dejándose consolar por los únicos labios que realmente deseaba, por los únicos abrazos que realmente necesitaba.

- Será poco tiempo...; comenta Ucker intentando animarla.

- Un día sin ti es demasiado; suspira la muchacha.

- ¿Cómo puedes ser tan dulce?; le pregunta el chico sin dejar de abrazarla.

- No sé, pregúntale a mi madre. Ella eligió el nombre; se ríe la pelirroja.

- Tonta...; responde Christopher mientras la besa y seca sus lágrimas.

Cuando logran soltarse, vuelven de nuevo a la realidad.

- Me quedaría el resto de mi vida en este cuartucho contigo, pero nos tendremos que ir, ¿no? Ya nos hemos tardado un rato...; comenta Ucker.

- Sí, a lo mejor sí, aunque nunca lo hemos hecho en un cuarto de limpieza...; se insinúa Dul.

- ¿Y a qué esperas?; pregunta Christopher olvidándose de todo, dejándose llevar por aquel cuerpo que lo empujó contra la puerta con la intención de adentrarse en el suyo.

1. To the moon, and backDonde viven las historias. Descúbrelo ahora