Capítulo 177

1.5K 78 0
                                    

La jornada pasó sin mayores complicaciones, evitándose pero buscándose con la mirada a cada momento. En los ensayos se limitaron a seguir las órdenes de las coreógrafas. Aún sin saber cómo comportarse el uno con el otro, decidieron que lo mejor era convertirse en buenos actores, dejando las situaciones personales a un lado, disfrutando únicamente del reencuentro de RBD. Los dos sabían perfectamente lo que sentían por el otro, y lo que el otro sentía por el uno, aunque finalmente ninguno dio el paso. Se hablaban lo mínimo, pero cuando lo hacían ni se gritaban ni tampoco se escuchaban malas palabras. No podían evitar mirarse con nostalgia, con esa necesidad de revivir los buenos momentos que tanto echaban de menos. Pero sólo eran eso, miradas, los actos no llegaban.

Y así pasaron las semanas, los días, las horas, los minutos y los segundos, echándose de menos, haciéndose falta el uno al otro, muriendo por dentro, llorando en silencio cuando alguien estaba cerca, desahogándose en la soledad de sus cuartos...

El último ensayo había terminado, mañana sería el gran día, el día donde el gran público disfrutaría nuevamente de los seis subidos en un escenario, interpretando las canciones que los habían llevado al estrellato, y que en tantos corazones rebeldes seguían presentes.

De regreso a sus respectivas casas, el nerviosismo y la ilusión eran palpables en cada uno de ellos. Apenas cenaron, y decidieron acostarse temprano para que su voz no saliese resentida. Annie y Christian se convirtieron en lirones, ya llevaban horas durmiendo cuando el resto de sus compañeros aún rodaban de un lado a otro en sus camas. Maite terminó por dormirse tras cinco infusiones de tila, mientras que Poncho optó por una película no demasiado buena que acabó por matarlo de aburrimiento. Christopher se dio a la lectura, y finalmente quedó dormido con el libro sobre su cara. Era la 1.49 de la madrugada y sólo una persona seguía con los ojos abiertos de par en par. Dulce, incapaz de caer en los brazos de Morfeo, decide plasmar su inspiración nocturna en papel, como siempre hacía. Finalmente, a las 2.33, nuestros seis angelitos dormían plácidamente, deseosos de que el día siguiente llegase lo más pronto posible.

1. To the moon, and backDonde viven las historias. Descúbrelo ahora