82. Reflexiones II

298 55 69
                                    


Candy aún no procesaba que estuviese embarazada, y eso lo supo en cuanto Alia mencionó al bebé el otro día.

Mejor dicho, era como si parte de su mente estuviera conscientizada sobre lo que implicaba, y la otra lo hubiese asimilado como algo que no iba en relación a ella. Algo que sí o sí tendría que cambiar, ya que era un bebé lo que venía en camino... y tenía que aceptar al futuro él o ella.

Su cerebro iba recibiendo sus reflexiones poco a poco, dándose cuenta de que un nuevo ser humano iría creciendo y que su vida dependería de la suya por un tiempo. Además de que debería tanto criarlo como enseñarle una manera de poder independizarse el día de mañana.

Cuando ni siquiera ella había logrado hacerlo...

"No, no, empieces"

Candy respiró hondo tratando de calmarse, sobre todo porque además sentía náuseas desde que había despertado. No era bueno empezar con la ansiedad por el futuro de la criatura cuando ni siquiera había nacido. Aunque era su responsabilidad, era mejor darle tiempo al tiempo. A medida de que el bebé fuese cumpliendo años, también lo haría ella; y con suerte desde que apenas aprendiese a andar, ya tendría la manera más adecuada de orientar a la pequeña personita hasta ese futuro que comprendía la edad en la que ella se encontraba y su futuro laboral.

Porque en aquello consistía el papel de madre, en ser una guía.

¿Quería niño o niña? La verdad, es que no lo había pensado.

—Volvemos a coincidir.

Su corazón se exaltó al oír su voz y casi arranca a llorar al verlo de nuevo. Pero se tragó las inmensas ganas de acercarse y pedirle que la abrace cuando recordó el dolor de sus múltiples rechazos.

—Enhorabuena por dignarte a dirigirme la palabra —soltó Candy, reteniendo el sabor amargo en la boca.

—Pasaremos toda la semana juntos.

Ella desvió la mirada.

—Sí, bueno, la mayor parte del tiempo compartiremos clases con los de A-Levels, así que ni siquiera tendremos que mirarnos.

Lex se rio y se encogió de hombros.

—Como quieras.

El rubio siguió de largo y a Candy le desgarró el que no insistiera o se esforzara un poco más en acercarse... Aunque ella lo había alejado esta vez. El haber hablado de más también le pasaría factura, ya que tan pronto llegaron a clase, Lex empezó a interactuar con los chicos de las otras clases que conocía por básquet y fiestas y se armó su nuevo grupito en 3 minutos. Por otro lado, las chicas de A-Levels que estaban ahí ya tenían su propio círculo con que hablar, así que la cobriza fue a sentarse sola en una mesa para ponerse a hacer sus cosas.

Aunque se hubiesen juntado a chicos de varias clases que no se conocían, ellos eran capaces de agruparse de una manera que ella no lograba.

Simplemente no caía bien...

La sensibilidad del embarazo debía ser fuerte, porque ya no pudo retener más las lágrimas y tuvo que levantarse para irse al baño.

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
Perfectamente equivocadosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora