60. Pequeños incidentes

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—¡Maldita sea! —Dave se levantó del asiento al lado de Lex, hastiado—. ¡Jódete, capullo!

—Eh. —Lex lo agarró del brazo como advertencia—. Cálmate, ¿quieres?

—Déjame, Lex... —Dave se alejó unos pasos de él y volvió a gritar a hacia lo lejos—. ¡Sí! ¡Te lo decía a ti, nenaza!

Lex bufó. Siguió escuchando cómo su amigo vociferaba desde las gradas al chico más penoso que tenían en el equipo de básquet hasta entonces, el cual estaba haciéndolos perder a un nivel preocupante. Pero aquel tipo tampoco es que fuera ningún "debilucho" y, por la mirada de refilón dirigida a Dave, Lex podía notar que estaba empezando a echar humo también... aquello tenía mala pinta.

—¡Piensa que de todo se aprende...! —sugirió el rubio como alternativa rápida—. Incluso de las malas experiencias.

—¿Perdón?

Ante la pregunta brusca, Lex se encogió de hombros.

—Que puedes sacar algo bueno de esto...

En eso, su "jugador estrella" trató de bloquear a un rival de los buenos, lo que llevó al último a lanzar la pelota desde donde estaba y marcara un triple en su intento...

Dave se puso de pie, echando fuego.

—Sí, tienes razón. Sacaré algo bueno pegándole una buena tunda para que se entere...

—¡Ey, ey, ey! —Lex se movió rápidamente para colocarse frente a él—. ¿Qué vas a hacer? ¿Fastidiar el partido?

—¡Eso ya lo ha hecho él! —gritó a todo pulmón.

—¡Pero nos pueden sancionar para el próximo! ¡Conoces al profe, joder! —Y después de un gruñido por lo bajo, Dave se volvió a sentar junto al rubio —. ¿Ves? Jope... Tal vez esta mala racha te sirva para aprender a controlar tus impulsos de una buena vez.

Dave se quedó mirando a Lex, estupefacto, y medio segundo después comenzó a carcajearse sin más. En eso, Matt bajó desde unas gradas más arriba hasta llegar donde estaban ellos.

—Dave, tío, esos son unos mierdas. —Negó con la cabeza, antes de fijarse en Dave y contagiarse de su risa—. ¿Qué tal?

—Yo, bien —afirmó sin dejar de sonreír—, pero este de aquí se ha pegado tanto a las faldas de Candy que ahora hasta suena como ella. Hazme un favor y no acabes como él con Kaitleen, ¿quieres?

Él se unió a sus risas mientras Lex se quedaba callado, con el ceño fruncido.

"—Pff, créeme, jamás acabaré como esa loca, Dios.

—¿Problemas en el paraíso, acaso?

—Se está obsesionando, tío —se quejó Matt con un notable fastidio—. Me escribe, me acapara todo el tiempo, y encima me pide que sea cariñoso y toda la cosa con ella, la pija esa."

—¿Acaso tienes algún problema con mi novia, Dave?

Matt y el susodicho giraron las caras en su dirección, y el último se aclaró la garganta antes de responderle.

—Tío, no es eso. Pero tú eres tú... y ella es ella.

—¿Y qué? Es normal que acabes pillando algunas cosas de la gente a la que tienes cerca.

Ambos se le quedaron mirando.

—¿De dónde has sacado eso? —preguntó Marc con curiosidad, ante lo que Lex se encogió de hombros.

Perfectamente equivocadosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora