26. Amigos

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Eran cerca de las ocho y veinte de la mañana. Pocos estudiantes uniformados recién se encontraban traspasando la entrada del colegio y el sol todavía no llegaba a posarse en lo alto del cielo.

—¡Candy!

Un hormigueo cobró vida en el interior de su pecho al oír su voz. Ella se giró de lo más alegre, y de pronto, el recuerdo de que su relación ya no era igual la golpeó.

—Hey... —Fue lo único que le salió decir—. No esperaba que pudiese verte tan temprano por aquí.

Él se paró frente a ella, agitado por la carrerita que había pegado para alcanzarla.

—Y no puedes —confirmó tratando de recobrar el aliento—. Normalmente vengo más tarde, hoy he hecho una excepción.

Candy asintió, todavía atosigada con la sensación de novedad.

—La suerte de poder venir caminando —resopló ella—. ¿Y qué ha pasado hoy?

—Tenía ganas de hablar contigo un rato antes de que empezaran las clases.

—¿Sobre qué exactamente?

Lex adquirió una postura pensativa, moviendo su peso de un pie al otro. Prácticamente, el mismo gesto que hizo la noche en el jardín cuando se puso a confesarle parte de sus sentimientos.

Tal vez quisiera decirle algo bonito y no se atrevía a soltarlo.

Y la simple idea la entusiasmó. ¿Acaso pretendía imitar a esas relaciones de película donde se hacían sonreír el uno al otro todo el tiempo con cualquier cosa? ¿Al menos lo querría intentar? O tal vez... ¿Sería cierto eso de que el secreto de toda pareja radicaba en enamorar al otro cada día más? ¿Lex lo habría averiguado y por eso él...?

—Pues, ayer estuve hablando con algunos de los chicos, y...

—¿Y?

—Quieren conocerte.

Su ilusión se evaporó en un soplo.

—¿Solo ibas a decirme eso?

—Sí, ¿por qué?

Candy frunció los labios.

—Pues... —Se aclaró la garganta—. ¿Tampoco es como si nunca me hubiesen visto, no?

Lex sonrió.

—Me refiero a conocerte más a fondo —clarificó él—. Había pensado quedar en vernos con ellos durante el descanso. ¿Puede ser?

Candy hizo una mueca mientras tiraba levemente de la hombrera de su mochila.

—Es que ya había planeado adelantar el trabajo voluntario de Business and Management para el martes que viene...

Y lo cierto era que no quería amontonarse de más pendientes para el fin de semana. Solo... esperaba que no se enfadase con ella por eso.

—Si quieres te ayudo luego a hacerlo —propuso como alternativa.

—¿De verdad? —inquirió impresionada—. Mira que tú no llevas esa asignatura.

—No hay problema —le aseguró Lex—. Me limitaré a buscar la información necesaria y ya está. Así consigo que no solo los viernes por la tarde se te hagan más amenos, sino también la hora del patio.

Y aunque Candy parecía estar un poco más animada, no lo lograba del todo.

—Gracias por la oferta, pero habíamos quedado en que esto del estudio sería mutuo y no sé si más cantidad de ayuda por tu parte equivale a que yo...

Perfectamente equivocadosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora