Atraídos como imanes, Candy y Lex se unirán para continuar siendo los mejores estudiantes del colegio sin renunciar a la libertad que el último año de bachillerato amenaza con arrebatarles.
Ambos conocen parte de la crudeza que conlleva la perfecc...
El lunes por la mañana, después de la primera hora, Candy se dirigió a su taquilla como de costumbre. Lo curioso, fue que tanto durante el trayecto de ida como de vuelta se sintió observada.
Trató de convencerse de que solo era idea suya, sin embargo, siguió teniendo la misma impresión por el resto del día. Inclusive, llegó hasta al punto de pedir ir al baño en medio de clase para poder examinarse frente al espejo a solas y asegurarse de que no hubiese nada raro con su aspecto.
Ni la falda levantada por detrás, ni una nota a sus espaldas, ni con una ojera disimulada y la otra no...
Por lo que vio, todo entraba dentro de los parámetros normales. Y tomando en cuenta la rareza de su caso, fue una suerte coincidir con Lex a la hora de salir.
—¿Qué tal el día?
Candy saltó por su súbita aparición llevándose la mano al pecho.
—Vaya susto.
—¿Qué ocurre?
Negó mientras repasaba nerviosamente con los dedos el borde de la taquilla.
—Nada.
—¿Segura?
—Es solo que... —Hizo una pausa evaluando su alrededor—. Siento que todo el mundo me observa hoy.
Lex frunció el ceño.
—¿Te han dicho algo?
—No, solo se fijan —aclaró en susurros—. Mírame a los ojos.
—¿Qué?
—Tú hazlo. —Él accedió a su petición y ella tomó aire—. Bien, ahora vuelve a ver detrás de ti y afírmame que todos los de pie ahí mismo no nos están prestando atención.
—Candy, no creo que...
—Tres, dos, uno y...
Al mirar tras sus espaldas a la vez, pudieron observar como varios rostros se giraron de forma inmediata.
—Wow.
Sin duda, ella tenía razón.
—No sé qué pasa... —dejó escapar Candy en un suspiro lastimero.
Por su parte, Lex se quedó estudiando a esas personas, de otras clases y cursos inferiores, con una pizca de desconfianza.
Continuó pensativo de camino a casa, hasta que de pronto, le surgió una idea remota en la cabeza. A pesar de resultar bastante alocada, se puso a buscar en Instagram un cierto perfil, aunque fuera únicamente para descartar posibilidades.
¿La sorpresa?
...Pues que había pasado a ser privado de forma repentina.
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—Te estaba buscando.
Lex levantó la vista de uno de los libros que estaba tratando de desglosar.
