∆Veintidós∆

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María Isabel

Que me trague la tierra ¿Puedo enterrar mi cabeza en el suelo como una avestruz? No, eso es algo que solo ocurren los dibujos animados.

Que me parta un rayo, no tengo tanta buena suerte, el maldito sol se ríe en mi cara.

Que mi mayor enemigo me mate sin piedad, no creo tener uno.

Que mi madre me devuelva a su vientre, tampoco, a no ser que regrese como zombie.

El abuelo de los Abad acaba de verme ¡Desnuda! Si, así sin nadita y con las nalgas al aire mientras su nieto me golpeaba sin parar, recodando que estaba casi atada por las manos de Burak.

Dios santísimo de todos los cielos y la tierra ¿Merecía una vergüenza como esa? Vamos, siempre soy yo la que termina quedando expuesta y esta vez sí quedé completamente expuesta.

¡No es justo! ¿Cómo ese hombre se atreve a entrar así como sin nada? Debía tocar como otra persona con educación.

¡Carajo! ¡Mierda! ¡Coño!

Esas mismas maldiciones las repetí una y otra vez en mi cabeza cuando al voltear veo a un elegante y distinguido hombre mayor parado en la puerta mirando con desaprobación las prácticas de Amin.

¿Cómo supe que se trataba de su abuelo? ¡Porque ellos le gritaron que saliera para vestirme! Estoy demasiado alterada ¿Qué haré al verlo? En plan de fue culpa suya por ir de mirón.

No puedo bajar, sigo en la habitación con una de las camisas de Anás. Los tres hombres que faltaban estaban detrás de su abuelo mirando interesados, asustados y enojados la escena de deliciosa tortura que Amin no terminó por culpa de su trasero metiche.

Mis pies están a nada de hacer un agujero en el suelo de tanto caminar en círculos mientras que me muerdo cada uñas que todavía me queda intacta. Mi cabello es una maraña imposible de peinar, cosa que no mejora porque cada tanto lo agito con mis dedos.

Los cinco están en el primer piso, puedo oír desde aquí como le cuestionan a su abuelo el no avisar de su llegada y más el cómo entró al cuarto.

No tengo cara para bajar, algo muy sorprente de una persona que ha enfrentado de todo en su vida, hasta a sus jefes, le mordí una nalga ¿Entienden ahora? Si pude hacer eso ¿Qué tiene de malo bajar y enfrentar a ese hombre? Pues no sé.

En sí, fue muy parecido en ambos casos, la única diferencia es que unos me vieron desde el móvil y el otro en full HD vivo y directo.

¡Ahhhhhh! Dios, que indecisión ¿Bajar o no bajar? ¿Dar cara o espalda? ¿Espalda? Ya estoy pensando estupideces sin sentido.

Eso representa a María Isabel Álvarez, una mujer que no puede concentrarse en los problemas por tener la cabeza en la luna. Odio ser así, siempre me río o me burlo de mí misma.

Si estoy en un funeral lo más probable que me ría luego de tanto llorar.

- Me han dicho que te negabas a verme ¿Por qué?- salto y grito como una enferma mental, el abuelo de los chicos está en la puerta sonriendo.

No parece ser un desgraciado, espero o tendré discusiones con alguien aparte de Hurrem.

No sé que decir o que hacer, mi primer instinto es bajar más la ya larga y ancha camiseta.

- No creo que puedas ocultar algo que no haya visto- bromista, viejo tonto.

- Bromista, seguro que los gemelos tienen mucha influencia suya - y si, mi lengua vespertina no resiste el silencio. - L...lo siento- mierda, me pongo en ridículo.

Foto internacional (TMHA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora