Foto internacional (TMHA)

∆Veintisiete∆

Anás

Notamos extraño al abuelo desde que volvimos de la granja de la abuela de Maria, era como si estuviera en otro mundo. Al hablarle solo asentía o decía que si a todo, en eso Baruk aprovechó para preguntarle si le heredará las empresas a él por ser el mayor.

El abuelo despertó de su ensoñación ante ese vil intento de engaño, lo golpeó y dijo que no se pasara de listo o de herencia solo le quedaría su bastón.

Amamos al viejo la mayor parte de los 365 días que tiene el año, hay veces en que meterlo a un geriatrico a la fuerza es una tentación difícil de superar. No es muy seguido, posiblemente la mitad del año buscamos excusas para que nuestro dolor de cabeza pase a manos de otros.

Mentira, no somos desalmados o desagradecidos como para alejarlo de la vida, es equivalente a encerrar animales en el zoológico. Odio a esos nietos o hijos que para no estar detrás de sus abuelos o padres deciden encerrarlos en lugares de mala muerte. En nuestro caso sólo mamá estaría encantada con la idea, hasta llegaría a falsificar la firma de nuestros padres para conseguirlo.

Ahora que lo recuerdo, no hemos hablado con ella desde que golpeó a Maria, la bloqueamos de las redes sociales hasta que decida disculparse con ella y prometer que cambiara esa jodida actitud de reina del mundo. Mis padres la consienten mucho, hasta tal punto de que cada ser humano tiene que bajar la cabeza delante de ella y mostrarle respeto sin importar sus acciones, falló miserablemente al pensar que Maria cedería ante su arrebato y falta de respeto. 

Amo a mi tía, es la madre que nunca tuve y por ello merece ese título, sin embargo sobrepasó los límites al tocar a la mujer que elegimos para nuestro futuro. Nadie tiene el derecho de levantar la mano a otra persona, no importa si es hombre o mujer, humano o animal, el respeto siempre es primero.

Nos busca, envía a su secretario o a mis tíos para dar la cara por ella con la finalidad de convencernos de que hablar es importante para recuperar la relación que Maria rompió al interponerse en nuestra vida y arruinarla con su forma corriente y poco agraciada de ser. Sobra decir que los echamos casi a patadas.

Amin y Baruk no serán capaces de resistir más faltas de respeto, ayer en la mañana tuvimos que atarlos a sus sillas por la puta presencia de Morindia en la empresa, la muy desgraciada exige vernos para aclarar un malentendido donde mamá era la víctima y no la victimaria que marcó sus dedos en la piel de mi burrita.

Oh sí, el apodo que pensamos ese dia en el hospital se quedó, mi gemelo y yo la volvemos loca al repetirlo casi siempre, últimamente nos vimos en la penosa tarea de cerrar la boca o el castigo de cero galletas se extendería por un mes más y ya nos privó de ellas hace tres semanas.
El infierno en la tierra se traduce en no ingerir esas estupendas galletas hechas por sus delicadas manos.   

— ¿Es en serio? Maria, hoy era el final del castigo— carajo, tampoco tendremos ese manjar hoy — Nos portamos bien, no usamos a pancho para joderle la ya mala existencia a Amin y no te hemos llamado por tu apodo — ella nos ignora volviendo su vista a la cocina.

La pena de cero galletas también afectó al resto de los platillos que ella prepara para nosotros, no hemos comido nada cacero desde que se enfadó por nuestro mal chiste de abandonar a Pancho aquí e ir solo nosotros a Arabia Saudi. Me da asco hasta pensar en encargar comida por sexta vez en la semana, somos un asco hasta para hervir agua.

— Cielo, por favor, estoy harto de no probar una de tus exquisiteces ¿Podrías tener piedad de estos muertos de hambre por hoy? Seremos buenos chicos — ella comienza a reír como una foca.

No lo digas, Anás o no comerás por años.   

— ¿O qué? ¿Harán huelga de hambre? Ustedes se buscaron esto, les dije que odiaba ese puto apodo de burra o burrita ¿Que hicieron? Demostrar su gran astucia y seguir presionando el botón que les ordene dejar en paz — en realidad sí, lo grito tal cual lo dice ahora — No conformes con eso también incluyeron a Pancho en sus malos chistes.