∆Cincuenta y dos∆

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Baruk

Reaccionó muy bien, hay que admitir la buena voluntad que tiene para arreglar un problema con mi madre, misma que la hirió siempre que pudo y que hasta golpeó dos veces por culpa de la maldita frustración.

Recurrí a mi mujer porque creo que ella sí puede ser más persuasiva que yo, supongo que al ser mujer mamá no dudará tanto en abrirle su corazón y revelar aquella verdad que atormenta su mente y quién sabe qué más.

No dije nada contra su reclamo porque tiene toda la razón, cada noche durante una semana dormía con mi madre sin avisarle a nadie, a la mañana siguiente recibía mensajes de los cuatro pero ninguno de María.

Ella sabía que su silencio me castigaba, más cuando me preguntaba pero yo me negaba de contar lo que ahora sabe, eso fue por respeto a mi madre y a su vida privada ¿No merece algo de piedad? Mis hermanos no tienen mi tranquilidad y paciencia, ellos la hubieran bombardeado con preguntas hasta saber la verdad.

Hoy no logré contenerme al verificar más golpes en su cuerpo, y eso ocurrió porque tuve que ayudarla a desvestirse para ir a ducharse. Claramente que el interrogatorio dió inicio pero en segundos tuve que suspenderlo porque sus lágrimas nuevamente detuvieron en latido de mi corazón.

Sus brazos, piernas, muslos, caderas y cintura mostraban grandes círculos negros debido a golpes o fuertes apretones.
Las de sus muslos fueron las que más dolieron, porque en cada una hay marcas de dedos.

Abusaron de ella, y no una vez.

Llegue más temprano de lo normal en la mansión porque de verdad necesitaba alejarme aunque sea unas pocas horas de mi madre, o le quitaría la verdad de cualquier forma, cblaro que exceptuando la violencia.

En todo el camino me detuve alrededor de cinco veces con la intención de llamar a mis padres y comentarles lo poco que sé, no respondieron la primera, las otras veces cortaba antes de que lo cogieran.

Estoy solo, o así era antes de María.

Lo que le dije en el restaurante no es prácticamente nada, por eso ahora mismo le terminé de narrar las marcas que encontré en su cuerpo y claramente que su reacción fue a favor de mi madre.

— ¡Maldito hijo de… ! — mi mano detiene su palabrabrota antes de que alguien nos escuche y denuncie.

Por más que vayamos en el auto la gente entrometida no falta y más con sus oídos biónicos capaces de captar problemas ajenos sin ninguna interferencia.

— Mi amor, por favor baja la voz — vuelvo a retomar el camino, el departamento de soltera de mi madre está en lo que antiguamente era un centro universitario.
El peso que cargaba sobre mis hombros disminuyó gratamente al confesarselo a María, más que nada debido a que una relación debe basarse en la sinceridad, y nosotros ya la cagamos al esconder algo que todavía no le revelamos pero que tampoco es grave.

— No puedo, el enojo domina cada célula de mi cuerpo — se le nota, comenzó a temblar cuando le hablé de lo mal que sea veía anímicamente mi madre, casi cómo se buscara la muerte dejando de ingerir algún alimento.

— Preciosa, te entiendo más que nadie, sin embargo es importante recobrar la postura antes de verla o podría cerrarse permanentemente y ahí sí que perderíamos toda oportunidad — asiente inhalando y exhalando pausadamente, es una técnica que los seis vimos en una noche de películas, la protagonista a repetir ese mismo ejercicio y posteriormente lograba tranquilizarse.

— Hay que volver a la mansión antes de que anochezca — volvió en sí — Amin dormirá en mi habitación y si planeas seguir manteniendo en secreto de tus propios hermanos y primos el sufrimiento de su madre allá tú, yo no voy a dormir con la culpa si alguno llega a cuestionarme — esa fue la única condición que impuso antes de partir.

Foto internacional (TMHA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora