∆Cuarenta y tres∆

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Hurrem Abad

Sin quererlo o buscarlo me alejé de mi familia, fue la causante de que mis casi 30 años de matrimonio se vinieron abajo como un edificio mal construido.

Caí en las provocaciones de una mocosa que no conoce una negativa y que para colmo tiene poder sobre mí y mis acciones.

Me manipuló como un alfil en un juego de ajedrez, mi cuerpo fue un títere usado a su favor y en contra de mis propios hijos.

No ví más opción que seguir con sus mandatos, era eso o sepultar el orgullo de mi familia.

¿Por qué el pasado no puede quedarse ahí?

No es tan fácil desligarse de una pesada carga que nos marcó antes y que lamentablemente no se puede olvidar por más que se intenté o se esfuerce.

Hay personas verdaderamente malvadas en el mundo, deseando ver caer a otra que con muchísimo esfuerzo dejó de lado una mala vida e intentó ayudar sin éxito alguno a otro ser humano que pasaba por lo mismo.

Él dijo que el pecado que decidió mi vida y futuro fue el haberme relacionado con gente de poder como los Abad, mis amados esposos tienes me cuidaban desde la universidad.

¿Cómo decir que no a sus constantes demostraciones de afecto?

Mi madre me advirtió de las consecuencias que sufriría una mujer de recursos bajos como yo, sin un apellido importante o con una historia familiar enormemente larga y prestigiosa sí aceptaba a esos hombres en mi vida.

No me arrepiento, fui feliz el tiempo que el máximo de signo para mí.

La presencia de María me enorgullece, la seguridad y cuidado de mis hijos ahora está en sus manos, por lo menos hasta que yo pueda acomodar mi situación y volver con mi familia para explicarles el porqué de mi cambio tan repentino.

Dolió saber que tanto ellos como mis esposos me expulsaron de sus vidas por oponerme a la presencia de María, misma que me abrió los ojos y me brindó esa esperanza y deseo de luchar contra los enemigos que los Abad no reconocen.

Me fui con el alma rota de la mansión que mis hijos compraron para vivir cuando cumplieron la mayoría de edad, ni siquiera mis peores pesadillas me imaginé una escena como aquella.

Jamás me había rebajado tanto en mi vida como lo hice desde que me ordenaron arruinar la relación de María con mis hijos.

Adoro a esa chica, su espíritu guerrero es similar al mío cuando era más joven ¿Odiarla? No, claro que no, me dolía el doble cuando mis palabras salían con el veneno característico que adquirí por... Esa zorra desvergonzada.

Lloraba en la soledad de mi departamento siempre que mis hijos me despreciaban por defenderla, algo que no juzgo porque me alegra que hagan respetar a su futura esposa.

Antes buscaba con esmero una candidata para que ellos dejaran de ser mujeriegos, rompecorazones que amaban a las mujeres para compartir cama y no una vida ¿Qué hice al saber de María? grité de alegría.

Mi felicidad me duró exactamente media hora antes de conocerla, cuando recibí aquel mensaje escalofriante.

نريدها بعيدًا ، افعلها وإلا سيرى ماضيك ضوء النهار
(la queremos
lejos, hazlo o tu pasado verá la luz del día )

Claramente obedecí a pesar de las muchas negativas que mi mente creaban.

— ¡Las mujeres lo arruinan todo! — grita arrojando al suelo la fuente llena de comida que la sirvienta acababa de dejar sobre la mesa — ¡Eres una inútil! — otro golpe más que me lleva al suelo.

Foto internacional (TMHA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora