Extra VII "Nombre"

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Amin

Amo a María, es la mujer de mi vida y no voy a cansarme de repetirlo hasta que sea el último de mis días, sin embargo ver a mi hijo succionar de su pecho me llena de un amor que jamás creí posible.

Uno más puro e irrompible, daría la vida por mi pequeño y frágil niño sin pensarlo dos veces.

Muchos días imaginé a mi ahora esposa con vientre abultado cargando a nuestros hijos, pero por mi mente jamás pasó la idea de un sentimiento tan fuerte y protector.

Ese niño es lo mejor de mi vida, y me fue dado por la mujer que se ganó mi amor y respeto.

Un parto en casa no es para nada recomendable, es más, ambos corrieron tanto peligro que fue un verdadero milagro que la ambulancia los haya encontrado sanos; era eso o arriesgarnos a que ambos murieran de camino al hospital.

Los enfermeros y obstresras que llegaron a la mansión nos miraban con tanto reproche que no hicimos más que bajar la cabeza por culpa de vergüenza, nunca permití que nadie me hiciera menos, solo que pensar en las consecuencias me revolvía el estómago.

Dos días después seguimos en el hospital, los doctores no se confían mucho en nuestro cuidado.

Mamá estaba como loca, gritaba desde el móvil que éramos unos irresponsables por no recodar el día en que el bebé llegaría al mundo.

Olvidó el pequeño detalle de que se adelantó, y que para terminar de joderlo todo vivimos a las afueras de la ciudad por cuestiones de seguridad.

Agradecimos a Allah por la fuerte salud del primogénito Abad, quién a pesar de todo lucía en perfecto estado y con lo que seguramente será una voz potente por culpa del llanto que no se detiene a menos que su madre lo sostenga en brazos.

Dos días de nacido y ya es un malcriado.

Mi padre Akram ya cambió su testamento para dejarle todo a su primer nieto, dijo que lo cambiaría dependiendo de que tantos hermanos vienen al mundo.

Papá Ahmad le obsequió una de sus tantas casas en el centro de la ciudad ¿Por qué? Porque tuvo ganas y medios, nada más.

"Es mi primer nieto, voy a darle todo lo que tengo"

Así de simple, sin decir mucho y alegando que no es nuestro problema por más que el bebé haya salido de nuestros huevos.

Por último está papá Adil, él fue tranquilo, solo le creó un fideicomiso para cuando cumpliera la mayoría de edad y así decidir que hacer con ese dinero sin la intervención de nadie.

El abuelo nos goleó por ser el último en saber, dijo que éramos unos desgraciados desagradecidos por olvidarnos de él y que debíamos recompensar esa cruel falta de respeto.

Fue gracioso ver a la señora Simmons, ahora señora Abad, golpearlo con su sandalia por gritar en la habitación donde nuestro hijo dormía.

Oh sí, ellos se casaron en una ceremonia privada seis meses después de conocerse ¿Cómo lo supimos? Porque el abuelo lo confesó estando algo pasado de copas en una cena familiar.

Los muy mentirosos prefirieron no decir nada.

- ¿Ya decidieron el nombre del bebé? - me pregunta papá Akram mirando desde la ventana como mamá habla animadamente con María mientras carga a su nieto.

Mierda, hemos discutido mucho estos meses para elegir el nombre perfecto.

- No, lo malo de tener seis padres es que ninguno está de acuerdo con otro - le respondo volviendo mi mirada al pequeño acurrucado en los brazos de su abuela.

Foto internacional (TMHA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora