Foto internacional (TMHA)

∆Cuarenta y ocho∆

Abdil
No fue buena idea madrugar hoy, tampoco lo fue intentar preparar un desayuno para María, deseaba muchísimo poder sorprenderla sin imaginar que el sorprendido sería yo.

¿Follar sobre la mesa en la que comemos? No me hubiera dado asco si el trasero que ese apoyó sobre la mesa de mármol era el de María, pero no, fue el de Baruk ¿Cómo carajos hago para ingerir los alimentos sin vomitar? Por Allah que lo considero asqueroso.

Tampoco estoy seguro de avisarles a los demás, admito que me haría mucha gracia ver cómo mi copia apoya su hamburguesa sobre el mismo lugar donde antes estuvo el trasero de su primo ¿Qué tan desgraciada sería si lo cumplo? Tanto que si ellos se enteran de que yo tenía pleno conocimiento de los actos indecentes sobre el mismo lugar donde comen, me matarían.

Si el caso era contrario, incluso besaría esa maldita mesa ¿Por qué tuvo que ser Baruk? Peor aún ¿Por qué mierda madrugué? Eso me pasa por intentar ser romántico, iré por otros caminos de hoy en más.

Digamos que esa distracción me duró muy poco al ver la cabeza de María entre las piernas de mi primo, el idiota no paraba de gemir como una mujer ¿Ser discreto no es algo que exista en su lenguaje? Porque estoy seguro que hasta los caballos del establo oyeron sus jadeos apasionados.

Tampoco sería un maldito hipócrita, envidio con cada fibra de mi ser a ese imbécil, pero voy a desquitar la erección que me cargué horas después de verlos.

Necesito sentir su humedad y calor de nuevo, ya sea solo o con mi hermano. Adoré follarla junto a él, un momento especial para los dos donde María fue la protagonista.

Después de ver cómo ambos se corrieron fui a mi habitación, ambos seguían en la misma posición, María recostada contra la mesa dejando a la vista su suave espalda y Baruk detrás de ella con su miembro todavía dentro de su coño, ambos con la respiración agitada y el cuerpo sudoroso.

¿Desde cuánto que Baruk no folla? Es que hasta su semen cayó al suelo desde el interior de María ¡Más asqueroso todavía es caminar por ahí! En unas horas comenzaré a comer en el comedor y no en la cocina, hasta el aire huele a Baruk.

Decidido, no les diré nada a los tres, prefiero reírme en sus caras y morir al día siguiente.

Creo que el hambre pasó a otro plano por los gemidos de María, es que no me puedo quitar de la cabeza ¡Esa mujer es mágica y sensual con solo respirar! Amarla no es suficiente para describir lo que siento por ella, el mundo quedaría a sus bellos pies si ella lo quiere.

Será nuestra esposa, tal vez no ahora, pero juro por la memoria de mi madre que si pasará, la volveremos tan loca por nosotros que ella misma nos propondrá matrimonio.
Soy feliz, muy feliz de tenerla junto a nosotros, somos los mismos de antes siempre que ella habla, nos ve o sonríe, María no conoce el alcance que posee sobre cada uno.

— ¿Hermano? — vuelvo a la realidad cuando Anás chasquea sus dedos frente a mis ojos — ¿Te sientes bien? — luce extremadamente preocupado, algo común en nosotros cuando vemos al otro distraído.

Nuestra propia mente fue la enemiga por algunos años, siempre que nos perdíamos era para volver al pasado y caer en la desesperación.

— Si, no hace falta que pongas esa cara, estoy bien, lo prometo — asiente dudoso, vuelve a beber otra taza de té — Pensaba en María.

— Que curioso, los cinco pensamos en lo mismo los siete de la semana las veinticuatro horas — me asusta que la pensemos tanto, hasta la podemos desgastar.

— Anás ¿Haz pensado en que existe la posiblidad de que Ibrahim… — me detengo cuando su entrecejo se arruga en clara señal de molestia.

Cuando mi hermano mayor se fue establecimos una regla entre los dos, ninguno mencionaría su nombre y solo lo recordaremos una vez al año.