María Isabel
- ¡Así no es! - gritan mis pequeños gemelos al ver a Amin colocarle una diadema de tela sobre la cabeza de mi hermosa bebé.
Hasta donde sabía la diadema iba en la cabeza y no sobre los ojos.
- ¿Cómo que no? - le reclama su padre - Mocosos, ustedes no van a enseñarme nada, soy el mayor aquí - yo lo veo desde la comodidad de mi cama en el hospital.
La pequeña princesa de la familia Abad nació ayer en la mañana, y sus padres ingresaron a la habitación con tantas bolsas de regalos que no me quedó de otra que echarlos a ellos y dejar los obsequios.
Ni hablar de la reacción de los seis aquel día en el que Ibrahim recibió la llamada del doctor anunciando la equivocación, la sala quedó en completo silencio, eso fue hasta que mis hijos bajaron la escalera corriendo alegrándose de que prontamente habrá otro niño para jugar.
No me quedó de otra que explicarles la llegada de una hermana y no un hermano, no tuve mucha ayuda de sus padres porque ellos seguían divagando en la luna imaginando quién sabe qué.
Los días que le siguieron fueron un completo infierno para mí, si antes debía estar en cama por lo menos diez horas al día, ahora aumentó hasta llegar a las veinticuatro horas y con vigilancia permanente.
El paso de los meses incrementó la cercanía con mis esposos e hijos. Tuve que volver a hacer la María sería de antes para dejar muy en claro que en cuanto mi hija cumpliera los seis meses volvería a trabajar, solo que ahora me concentraría un poco más en mis propias novelas.
Ahora que oficialmente también soy una Abad mis decisiones dentro de la familia son igual de importantes que las de cualquiera, mis esposos se encargaron de cambiar algunas reglas un tanto arcaicas sobre la participación de la mujer.
Nuestra hija se merece un buen futuro y con esos pequeños cambios nos estamos asegurando de que así sea.
- Papá ¡Así no es! - los gritos de Malek me devuelven a la realidad, a una muy chistosa gracias a las caras que los gemelos le hacen a su padre en burla.
- Cariño - es mejor que le recuerde una de las tantas recomendaciones que el pediatra nos anotó - Nada de diademas por ahora, eso podría lastimarla - asiente devolviéndola a la caja.
Mis otros esposos seguramente fueron en busca de los abuelos, su impacto sobrepasó al de sus hijos al saber que después de muchos años nacería una niña dentro de la familia.
- Lo olvidé - acomoda a Azahara en mi brazo y me ayuda a dejar mi pecho al descubierto para alimentarla.
- Siempre tengo envidia de nuestros hijos - claramente esos son mis gemelos adultos - Mi adorada reina - Abdil es el primero en besarme - La princesa de la familia - ahora besa la cabeza de su hija.
Mi reacción fue un tanto diferente a la de mis esposos el día que supe su sexo, yo saltaba de alegría porque tendría una compañía en mi hija, y me imaginaba la reacción de sus padres el día que ella creciera hasta convertirse en una hermosa mujer.
- ¿Dónde está el amor de mi vida? - Ibrahim me extiende un ramo de bellas flores - Oh, aquí está tu madre - bromea con mi pequepa - Hagamos de cuenta que ella es el amor de mi vida.
- ¿Y mis suegros? ¿No que venían juntos? - solo los cinco entraron, algo muy extraño.
- En camino, dijeron que no era necesario ir a buscarlos - me responde Burak acostándose a mi lado.
- Carajo... Se me pasó por alto el obsequio - Baruk toma las llaves del auto de nuevo, acaba de llegar y ya se marcha - Prometo llegar con algo mejor que las flores - acaricia la mejilla de Azahara - Igual de hermosa que tu madre, serás la pesadilla de los hombres cuando crezcas.
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Foto internacional (TMHA)
Short Story|•| PRIMER LIBRO DE LA TRILOGÍA "MI HAREM ABAD" |•| Advertencia 🔞⚠️ Esta novela contiene lenguaje vulgar, escenas de violencia, abuso sexual, y daño psicológico. Leer bajo su propia responsabilidad. NO SE BUSCA OFENDER A NADIE CON EL CONTENIDO. ...