∆Sesenta y siete∆

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Hurrem

Lo sabía, mis hijos desatarían el infierno por encontrarnos sanas y salvas a las dos, porque no dudo que también vengan en mi búsqueda, de ellos estoy completamente segura, mis esposos son un caso aparte y con punto final.

Creo que no hay vuelta atrás para lo que era nuestro matrimonio, es momento de darle fin de la manera más sana posible, más que nada para mí, el sufrimiento al cual fui sometida por Johannes me tendrá en vela por mucho tiempo.

Eso no significa que me daré por vencida, saldré adelante con la ayuda de mis hijos y mi nuera.

He estado pensando mucho y admito que en algún instante de mi juventud creí que mi matrimonio con los Abad sería eterno, que nuestro amor podría superar cualquier tipo de obstáculo y barrera que se nos atravesara, así como ocurrió hace tantos años con su ex novia.

Mis alas fueron muy en alto, supongo que mi ilusión de continuar con un matrimonio estable y lleno de amor cayó como lo hizo ícaro al acercarse demasiado al Sol, mis alas se derritieron y quedé en la misma nada al tratarse de ellos.

Haré lo que no debo y trataré de encontrar esperanza en mis hijos.

Saldré de aquí y cumpliré el sueño de viajar por el mundo sola, encontrándome a mí misma después de tanto calvario y volveré a brillar como lo hice una vez; seré más fuerte, no caeré ante cualquiera y mucho menos permitiré que intenta hacerle algo a mi familia.

Hurrem Abad le dará paso a Hurrem Aziz, la original.

Vuelvo a mirar el móvil en mis manos esperando el momento en que se inicia la pelea entre Antonio y Johhannes por María, su idea fue muy buena al adelantar los planes, con la diferencia de que no esperábamos la presencia policial dentro de la mansión.

Me quedé en la azotea pensando seriamente en cómo salvar a María sin que sufra un solo rasguño, ella no es de mucha ayuda ya que seguramente intentará llevarme con ella y la mejor idea que se me ocurrió fue quedarme para poder distraer a Johannes y darle algo de tiempo a mi nuera.

Morindia era la invitada que no estaba en nuestra lista, aunque viéndolo desde otra perspectiva podría ser muy útil convencerla para que luche contra su padre y nos ayude a nosotras, descarté rápidamente ese mal plan porque pude escuchar la discusión que mantuvo con María fuera de la puerta de mi cuarto.

Es horrible escuchar que su padre la trató peor que un animal por culpa de su obsesión hacia mí. Me parece completamente injusto que yo sea su enemiga cuándo ambas hemos pasado malos ratos gracias a ese animal, por lo que no pienso tomar responsabilidad de lo que él le haya hecho.

Yo superé el pasado para no cargar con él, Johhannes prefirió seguir llevando esa pesada mochila.

Me oculté en el baño cuando las balas comenzaron a caer desde todas direcciones, ni siquiera aquí podría considerarse un lugar seguro. Llegué a gatas hasta la puerta gracias a que los cristales volaron a los minutos de comenzar el infierno en la tierra.

Creí que mi esperanza de ver a mis esposos me había jugado una mala pasada al verlos disparar contra los guardias.

- No seas tonta - me susurré una vez que logré esconderme dentro de la bañera - Ellos no vendrán por ti - no me aman, ya no más.

Salir ahora es una sentencia segura de muerte, los disparos no han mermado desde que se iniciaron y no me quedo de otra que taparme bien los oídos porque el tímpano por poco revienta.

Nunca fui buena para soportar sonidos fuertes.

El plan que mis hijos armaron fue un éxito, se con certeza que fueron ellos los artífices de tan buena maniobra, más que nada por las simples casualidades, primero llega Morindia y horas más tardes ellos tiran abajo el portón de seguridad.

Foto internacional (TMHA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora