Extra VIII "La familia Abad, completa"

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María Isabel

El embarazo es lo más hermoso que puede ocurrirle a una mujer, el sueño que muchos anhelan desde que son adolescentes o incluso desde antes.

Te lo pintan como la mejor experiencia del mundo, sin contarte que habrá noches enteras en las que no podrás pegar un solo ojo por culpa de los movimientos que hacen nuestros hijos en el vientre; las náuseas y vómitos matutinos que nos despiertan de aquellas poquísimas horas en que pudimos cerrar los ojos; los dolores de espalda y la hinchazón en los pies que teniendo el cuerpo de la mujer no te permitirá levantarte de la cama por un buen tiempo.

En fin, son muchas cosas las que nadie cuenta.

Francamente admitiré que estar en cinta no es de las mejores experiencias, y siento que decirlo en voz alta podría llegar a despertar en el resto de la población muchísimas críticas, para nada constructivas, con el único objetivo de enseñarme que por ser mujer debo amar estar embarazada.

Dejaré muy en claro y subrayado el hecho de que amo a mis cuatro hijos, y el quinto que está en camino también será bienvenido, amado y protegido como todo niño lo merece.

Y aquí es dónde comienzan las disputas entre las personas, muchas me dirán que si tanto me estoy quejando porque seguí teniendo hijos o que decida finalmente si me gusta o no quedar embarazada.

He aquí en donde mi humilde opinión se hará escuchar por las buenas o por las malas, amo ser madre y criar a mis hijos, pero el proceso no es muy bonito, en especial cuando mi cuerpo debe recibir a gemelos dejando así secuelas físicas que no son impedimento para que los hombres que amo sigan expresando que soy la reina de sus vidas.

Ser madre de cinco hijos me demostró que el verdadero amor no reside en los hombres, sino en esos pequeños cuyos ojos siempre se iluminan cuando me ven llegar.

Malek es el mayor con siete años, es el que cuide y dirige a sus hermanos siempre que la situación lo amerite.

No tardamos mucho en tener nuestro segundo y tercer hijo, quienes nacieron el mismo día ya que son gemelos.

Arfan de seis años es el más terco, serio y educado.

Azím con seis años es admirador de las bromas pesadas, así como las dos copias que son mis esposos.

Abban de cinco años es el más callado, reservado e intelectual, le encanta escribir poemas y es muy admirador de las aves.

El quinto y aún no nato Átef ya es un dolor de cabeza estando en mi vientre, es una embarazo de riesgo y como tal mis cuidados se han vuelto tan estrictos que mis esposos ordenaron la creación de una ala de hospital prácticamente completa en uno de los edificios vacíos detrás de la mansión.

Mis hijos son igual de sobreprotectores que sus padres, yo los catalogo como traidores porque en vez de ayudarme siempre me dejan en descubierto cuando rompo con alguna absurda regla.

El no dejarme comer chocolate cuando lo pido debe ser considerado como una pena capital.

En cuánta mi amada suegra y sus esposos, las cosas no podrían ir mejor, Hūrrem ya dió por cerrado la peor parte de su vida, esa dónde el bastardo de Johannes fue protagonista.

Ellos tomaron la decisión de dejar finalmente todo lo que tenga que ver con las empresas y enfocarse en mejorar su relación, viajan por el mundo cada tanto experimentando nuevas cosas que cada día devuelven a la Hūrrem de antes.

Verla sonreír tan radiante como los rayos del sol también provoca muchísima felicidad en mí.

- ¡Mamá! - oh no, Afran y Azím son mis nuevos guardias - Ya sabes que nada de levantarte de la cama.

Foto internacional (TMHA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora