∆Cincuenta y siete∆

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Hurrem

Le rogué a Johhannes que me permitiera ir en el mismo vehículo que María, sabía que esa niña pasó una mala relación con ese ex novio. Como era de esperarse no lo permitió, hasta dejó otra marca morada en mi mejilla por cuestionar sus muy buenas decisiones.

Esto era lo que tanto evitaba, me alejé de mis hijos para no perturbar su paz y verlos sonreír a pesar de mi tristeza y sufrimiento.

Esa felicidad se completó con la llegada de Ibrahim, Maria lo ayudaría a reconciliarse con sus hermanos, así de puro y desinteresado es su corazón.

Las visitas de Baruk siempre fueron de pleno conocimiento para él, sabía que mi hijo no se rendiría ante nada hasta dar conmigo, es conocido por su terquedad y exceso de mal humor, un rasgo heredado de Ahmad. El bastardo de Analdi me llenó de esperanza para después tirarme al suelo desde mil metros de altura.

“¿Pensaste que tu hijo te salvaría de mi? Ay Hurrem, eres el amor de mi vida, pero también una estupida”.

Dudo mucho que alguien como él sienta amor, desprecia a su propia hija por no ser lo esperaba, un hombre. Las comparaciones que hace de Morindia con mis hijos enloquecieron a esa chica, anhela la muerte de mi Amin y de mi Baruk más que la de mis sobrinos, eso es porque son biológicos y la viva imagen de lo que su padre deseaba.

Que su madre sea yo.

Intenté convencerla de que su padre debía ser internado en un centro psiquiátrico hasta que sus pulmones dejaran de darle oxígeno, lamentablemente sigue creyendo ciegamente en sus promesas, misma de la que yo he sido testigo desde que me vi forzada a ayudarlos.

“Hija, si los Abad caen por tu mano, prometo heredarte cada una de mis riquezas”

Luchó desde ese día hasta hoy para cumplir con la meta que ese enfermo mental le impuso, solo que ella no calculó la entrada de Maria en la vida de mis hijos, un factor fundamental para hacerlos más fuerte de lo que naturalmente son. Ella esperaba que mi apoyo fuera suficiente para que los cinco unieran su vida con su ambición a través del matrimonio, apoderarse de la fortuna de los Abad y posteriormente asesinarlos.

Le advertí de esos planes a mi suegro, no iba a arriesgar la vida de mis hijos a manos de Analdi, una loca sin escrúpulos. Él no me cuestionó, el día del cumpleaños de Amin pusimos en marcha nuestro plan para alejarme definitivamente de todos, las actuaciones de ambos se vieron muy reales, aunque eso es algo que deseaba hacer desde que entré en su familia.

Su aprobación ya no era importante, nada lo era más que mis hijos y que los hombres que amo, mismos que espero puedan perdonarme por mentir y por caer en manos de otro rompiendo así nuestro juramento en la universidad.

“Promete que eres nuestra, Hurrem, que nadie más va a tocarte. Hazlo y te juro que nosotros cumpliremos con lo mismo”.

Rompí mi juramento, pero mi corazón también se vio perjudicado en este doloroso proceso. Siempre que Johannes abusa de mi rememoro esa mañana en la universidad, llorando por no ser fuerte y dejar que otro hombre me toque.

Estoy sucia.

Estoy rota.

Estoy sola.

¿Cómo sigo adelante ahora? No sé dónde estoy, dónde está Maria y tampoco sé cómo haremos para escapar de aquí antes de que su ex novio abuse de ella si se resiste a su toque.

Mi vida me vale tres hectáreas de mierda, saliendo de nuestro secuestro no tengo a nadie esperando por mi, hasta dudo que busquen algún rastro de su ex mujer, pero Maria se irá de aquí así sea lo último que haga, no importa si debo entregar mi cuerpo voluntariamente con tal de que los resultados funcionen.

Foto internacional (TMHA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora