María Isabel
El dolor llega hasta lo más profundo de mi alma uniéndose cruelmente con el padecimiento físico. Pensé que conocía el dolor por culpa de mis padres y sus malas elecciones, por las constantes burlas en las escuelas por ser prácticamente huérfana o por no ser la chica estrella que algunos esperaban de mí.
Ese era un entrenamiento para niños, algo así como las rueditas a la hora de aprender a andar en bicicleta, mismas que te permiten mantenerte derecha y no conocer el suelo con el rostro. Solo que esas se vuelven cada vez más pequeñas en la adolescencia hasta desaparecer en la adultez.
No quedamos a la deriva en un mundo que te golpea constantemente con la intención de no verte con la cabeza arriba, enfrentando valientemente esas batallas que para algunos son duras y para otras pan comido, pero donde la población humana entera juzga por el camino que uno decide para sí mismo.
En mi presente solo yo me juzgo, recostada en las frías y húmedas baldosas de la ducha con el rostro bañado en lágrimas mezclado con las tibias gotas de agua que siguen saliendo sin parar de la regadera después de cometer un error que ni Dios perdonaría.
Error que ya marcó el hilo de mi futuro, uno en donde los Abad no son partícipes por haberlos traicionado tan cobardemente con mi ex novio.
Mi pecho se cierra más al recordar lo asqueroso que fue entregarme a Antonio, permitir que sus manos toquen mi cuerpo y que sus labios dejen marcas en mi cuello, pechos o donde sea que su mente enferma y cargada de celos lo deseara.
Tener que decir que si por el consejo de mi suegra fue la decisión más difícil que tomé en mi vida, sigo cuestionando si fue correcta o no ya que según Hurrem, Antonio me tomaría a la fuerza y las cosas se habrían ido en picada con demasiada rapidez.
Me odio por no resistir,
Me odio por no luchar más,
Me odio por decirle que si,
Me odio por sentir sus manos en mi cuerpo,
Me odio por recordarlos a ellos mientras que otro me hacía suya
Me odio por no haber sido de Amin cuando pude, ahora estoy marcada por los labios de otro hombre y no los suyos.
Estoy sucia, tallar mi cuerpo con la esponja no sirvió de nada, intenté solucionarlo con mis uñas pero el dolor y sobretodo la sangre que brotaba de mis piernas y brazos me obligó a parar.
¡Me entregué sin luchar! Me rendí a la primera para no ser violada por mi ex novio, un idiota que amé y aún no entiendo cómo.
Ellos van a odiarme, me echarán de su vida como una perra y seguirán adelante con otra que no haya sido tocada.
No podría ver sus rostros, la decepción que sentirán cuando nos encuentren y… ¡Me quiero morir!
Morir es la solución más fiable para no ver el asco y la decepción en esos ojos que me expresaban amor y comprensión.
Desde que entré al baño con las piernas temblorosas por culpa de las arremetidas violentas de Antonio, busqué con la vista algo filoso para cortarme las arterias y acabar con lo que queda de sufrimiento.
Ser cobarde no es una característica mía, quitarme la vida jamás pasó por mi loca mente ya que lo consideraba de cobardes, sin ver que en realidad es una decisión muy difícil de tomar porque lo conoces, amas y necesitas se irá con tu último aliento.
¿El suicidio es de cobardes? No, es de valientes porque acabar con tu vida es una salida que nadie desea, pero ningún humano es nadie para juzgar a otra persona, menos sin conocer los sucesos que lo orillaron a una decisión tan drástica.
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Foto internacional (TMHA)
Short Story|•| PRIMER LIBRO DE LA TRILOGÍA "MI HAREM ABAD" |•| Advertencia 🔞⚠️ Esta novela contiene lenguaje vulgar, escenas de violencia, abuso sexual, y daño psicológico. Leer bajo su propia responsabilidad. NO SE BUSCA OFENDER A NADIE CON EL CONTENIDO. ...