Flor que da vigor

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En el norte de la ciudad, la Nix del Códice de las Flores no paraba de masacrar y destrozar Ascendidos como si de hormigas se tratara; la furia en los ojos de la joven inundaba el campo de batalla, haciendo dudar a sus enemigos si era buena idea enfrentarla.

– ¡ES SU CULPA! –gritó molesta.

Usando sus armas de filo de obsidiana, partió a la mitad a uno de los Ascendidos, solo para usar la parte superior como un escudo de carne; las balas que llegaban hacia ella eran desviadas por las espinas que llevaba en su espalda.

– ¡TODO ES CULPA SUYA! –

Ella saltó encima de uno de los Ascendidos, destrozando hasta el último órgano de su presa.

– ¡POR SU CULPA ESTOY LEJOS DE MI KHAIRIÑITO! –

Sujetó a varios Ascendidos con sus tallos, uno detrás de otro, mientras ella iba corriendo hacia ellos; atravesó a todos los villanos que tenía al frente, despedazando a cada uno de ellos con la misma brutalidad que los anteriores.

– ¡Está loca! –

Un Ascendido quiso huir, pero ella lo agarró de su cabeza antes que corriera más lejos; con la fuerza de ambos brazos, le arrancó su cráneo junto a su columna vertebral. Los destrozos de Nycte estaban abrumando al ejército de Ascendidos que habían mandado para contenerla, haciendo retroceder a los pocos sobrevivientes que se mantenían de pie.

– ¡Atención! –

Todos los Ascendidos se retiraron al escuchar la voz afeminada que llamó su atención.

– Váyanse de aquí, acaben con los del sur. –

Sobrando solo diez Ascendidos, se retiraron hacia el sur de la ciudad para apoyar a sus aliados en batalla.

– No tengan piedad alguna. –

– A tus órdenes hermana. –

Las tres Lapi estaban montando a caballo, listas para derrotar a Nycte, sin importar los sacrificios.

– ¿Ustedes son la Hermanas Lapi? –

Nycte invocó su armadura de flores para cubrirla por completo, evitando subestimar a las psicópatas.

– Códice de las Flores, por decreto del gobernador, ¡Estás sentenciada a muerte! –

– ¡Y una mierda! Ustedes son las juzgadas, y yo soy su sentencia. –

Activando el poder máximo de su Códice, formó una barrera de tallos de la que nadie podía escapar; las tres Hermanas quedaron atónitas al ver el poder de ella, sin saber qué decir al respecto.

– Al fin puedo ir en serio contra alguien. –

La sonrisa en el rostro del Nycte solo hizo dudar a las Lapi de quién estaba más loca.
A la velocidad del sonido, los tallos de Nycte empezaron a aparecer por todos lados del terreno, entorpeciendo a los caballos de las Hermanas; pese a su movimiento ingenioso, las tres empezaron a destrozar cada raíz con las escopetas de Lui y Lei, mientras cantaban al unísono su característico himno:

– Lapi lapi Lei, Lapi lapi Lui, Lapi lapi Yiju. –

La magia de Yiju empezó a tomar control algunas raíces de Nycte, tomando por sorpresa al Códice de las Flores; la Nix recibió golpes certeros de sus propias raíces, dañándola más y más con cada ataque.

– La mayor es el problema, las otras son fáciles de distraer. –pensó en crisis.

Nycte se hundió en la tierra, saliendo junto al caballo de Yiju en un momento; con los tallos espinosos, hizo caer al equino de la hermana mayor.

Sin lugar en ningún ladoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora