Con el océano de hilos rojos detrás de cada uno de los clones de Arkadya, la Hidra de Lerna no paraba de observar a las Nix que la mantenían rodeada; escupiendo un aliento venenoso, intentó alejar a Arkadya de ella, pero la testaruda subteniente no permitió que eso ocurra.
Arkadya atacó sin piedad, con los hilos de punta de aguja, atravesando la gruesa piel de la Hidra; sin embargo, Eutanasia no funcionaba con el monstruo de múltiples cabezas.– Explota todo. –
Arachne comandó al monstruo, haciendo que una de sus cabezas empezara a crear pequeñas chispas de su boca; todo el gas venenoso alrededor de la Nix no era solo para detenerla, sino que se trataba de un gas altamente flamable. Las chispas entraron en contacto con el humo volátil, reventando de manera violenta y llevando a todos los clones al suelo, lastimados por completo.
– Haré que paguen, por Sarvik. –
La marea de magia por todo el lugar no solo llamó a la Hidra, sino que también habían cientos de tiburones blancos rondando la zona; los escualos empezaron a devorar a todas las Nix que se encontraron en su camino, despedazándolas hasta no dejar ni restos de ellas.
– Devora todo, Megalodón. –
A la araña no le bastaba con la Hidra, así que invocó al imponente tiburón gigante que todo ser vivo temió alguna vez; devorando los edificios, el megaescualo empezó a arrasar con todos los puntos de apoyo que Arkadya podía subir.
La Nix no sabía qué más hacer, viendo cómo el jefe final era tan injusto como para enfrentarlo por su cuenta.– Deberé usar nuestro último recurso, ¿lista? –
– Cada vez que lo uses consumirá la tercera parte de tu vida. –
– Entonces, acabaré con esos dos de un golpe. –
Creando una tabla de surf a partir de su magia, Arkadya empezó a acercarse a los dos colosales monstruos que servían a Arachne; la Nix esquivó el aliento de la Hidra, saltando arriba de una de las cabezas que había intentado morderla. Seguido de su salto, la Códice del Amor se deslizó entre el resto de cabezas que también quisieron comerla viva.
La subteniente evadió todos los mordiscos, bolas de fuego y rayos que intentaron alcanzarla; pasando a través de la bestia con una valentía sin igual, el Megalodón la esperaba con la boca a abierta del otro lado.– ¡Manipulación! –
Usando a los mismos tiburones que devoraron a sus clones, Arkadya logró ahuyentar al escualo titánico por un momento, creando una ventaja de tiempo. La Nix se impulsó de uno de los tiburones, saltando por encima del Megalodón, y aterrizando sobre su aleta; la subteniente corría a máxima velocidad, esquivando a todos los demás tiburones que intentaron acercarse.
– ¡Liberen al Kraken! –
Cuando intentó saltar hacia la reina de todos esos animales, una barrera de tentáculos la detuvo; de un golpe contundente, Arkadya salió disparada de vuelta hasta la Hidra, quien ya la esperaba con la boca abierta.
– No intentes luchar, es inútil. –
Estando dentro del hocico de una de las cabezas de la Hidra, Arkadya apenas y podía sostener la fuerza que ejercía la mandíbula de la bestia; mientras intentaba escapar, un tentáculo la golpeó ligeramente, haciendo que resbale de su agarre.
Los colmillos de la Hidra se enterraron en los hombros de la Nix, causándole un dolor insoportable por el veneno que la bestia llevaba en cada uno de sus dientes.– Tetradotoxina, directa del pez globo más grande del mundo, morirás en segundos. –
Sintiendo sus pulmones cerrarse, Arkadya estaba a punto de perder la consciencia mientras el monstruo que la tenía en sus fauces seguía apretando los dientes contra las clavículas de la subteniente.
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Sin lugar en ningún lado
FantasyEn búsqueda de su lugar en este mundo, Khalil Faez, hijo de una legendaria heroína, deberá recorrer un camino tormentoso para poner en alto su nombre. Llenando su vida de amistades, romances y enemigos, Faez no la tendrá nada fácil en su recorrido a...