En medio de una zona desconocida, el ambiente oscuro, acompañado de una neblina espesa solo podía encajar perfecto con el palacio anegado; la presencia del Primordial más temido existía solo ahí.
– Su majestad, hemos traído al Cazador. –
Uno de los súbditos del Códice dejó pasar a un hombre de gabardina negra y una playera roja oscura por debajo; el resto de su vestimenta es lo que se esperaría de alguien marginado que se dedica a desaparecer gente.
– ¡Wow! Es un honor que el gran Códice de la Muerte me consider...
– Basta de charla, vayamos directo al grano. –
El Códice ordenó su silencio, sin embargo, el hombre solo mantuvo una sonrisa.
– ¿Para qué me veo llamado aquí? –
El sujeto de la gabardina tomó asiento, aporreando sus pies sobre la mesa y relajándose.
– ¡Ten más respeto! –
Su ayudante quiso obligarlo a pagar su falta de respeto, pero el mismo Códice lo detuvo.
– Necesito que mates a alguien. –
– Ese es mi trabajo, señor, ¿a quién debo desaparecer? –
El Códice le arrojó una foto de Khalil al Cazador.
– Acabó con las Hermanas Lapi y usó el poder del Desolla Nix. –
– Alguien intimidante, ¿no cree? –
El hombre empezó a reír ligeramente, pero la cara del Primordial no se inmutaba.
– ¿Y? ¿De cuánto hablamos? –
– Como es evidente, el encargo se pagará adecuadamente. –
Sus ayudantes del Códice asentaron maletas llenas de billetes y oro en barras.
– Esa es mi parte favorita de hacer negocios. –
El hombre quiso tocar el dinero, pero cerraron las maletas antes de que pudiera hacerlo.
– También, te brindaré los fragmentos de mi poder que me pidas. –
– Tranquilo, viejo, no necesito ninguno. –
El Cazador se levantó de la mesa, dándole la espalda al Códice; sus ayudantes se sintieron sumamente ofendidos al escuchar tal barbarie salir de la boca del insolente humano.
– ¿Cómo te atreves a despreciar el honor de un fragmento del Códice de la Muerte? –gritó furioso.
– Porque soy más fuerte que él. –
Con una mirada retadora, El Cazador hizo que el Códice de la Muerte lo observara en silencio.
– ¡Sacrilegio! Ni siquiera tienes un Códice, humano idiota. –
Sin que el ayudante pudiera verlo, una bala ya había atravesado su cráneo, haciendo que su alma se desintegrara al instante.
– Vaya, qué torpe, se me resbaló el dedo – dijo burlón. –. Ahora no puedo aceptar sus fragmentos después de semejante ofensa. –
Inclinándose ligeramente, El Cazador no paraba de burlarse frente a la cara del Primordial.
– Es hora de que te vayas, Cazador, no querrás iniciar una masacre, ¿o sí? –
Los ojos del Códice lo decían todo, estaba más que furioso con él.
– Sí, sí, como ordene su alteza. –
El hombre desapareció, dejando como saldo a un Ascendido con sus sesos decorando la pared del Códice.
Mientras tanto, Khalil caminaba por la interminable ciudad, sorprendiéndose de cada cosa nueva que veía.
ESTÁS LEYENDO
Sin lugar en ningún lado
FantasiEn búsqueda de su lugar en este mundo, Khalil Faez, hijo de una legendaria heroína, deberá recorrer un camino tormentoso para poner en alto su nombre. Llenando su vida de amistades, romances y enemigos, Faez no la tendrá nada fácil en su recorrido a...