Tras haber llegado a la ciudad subterránea de Manalain, Khalil decidió esconderse entre las calles más oscuras y perderse entre edificios; actuando como un espía en busca de su objetivo, Faez no se mostró a la luz en ningún momento. Sus movimientos eran tan sigilosos que ni siquiera el Códice más atento podía encontrarlo.
– ¿Han escuchado sobre alguien que necesite Códices?
– Depende de quién pregunte.
– Alguien que le puede entregar un Primordial.
– Hablamos el mismo idioma, señor.
Su disfraz era perfecto: había tomado la cara y la piel de otra persona gracias al Códice de su hermana, por lo que nadie reconocía al joven.
– Puedo conseguir el contacto de uno de sus lacayos, ¿Le parece bien?
– Me parece perfecto, tómese el tiempo que necesite y el dinero que prefiera.
Khalil asentó dos bolsas llenas con monedas de oro, dejando sin palabras a la barista que atendía su local.
– Cuando consiga información, vaya a buscarme al Hotel Hogg.
– Por supuesto, fue un placer hacer negocios.
A pesar de su enorme desconfianza en otros, Khalil sabía que con el suficiente dinero, cualquiera colaboraría con él. Faez salió del bar a las calles llenas de humo y contaminación, respirando hondo aquel aire sucio y putrefacto con un hedor a avaricia y engaño. Caminando entre las calles mal iluminadas, y pavimentadas aún peor, el joven encontró un cartel que le llamó la atención en mitad de un parque.
– ¿Una agencia de Idols? Aún hay niños que creen estar en un mundo de fantasía.
– No es como que pudieras ingresar tampoco, viejo.
Mirando por encima de su hombro, Faez vio a la mujer con ojos de serpiente, repartiendo volantes sobre el próximo evento que se daría en Ilmakya.
– No necesito aprobación de otras personas para saber que hago bien las cosas.
– ¿Intentas desprestigiar a los Idols? ¿Sí sabes que no todos tienen que amargar su vida para alcanzar el éxito?
– No te veo muy feliz repartiendo volantes en esta ciudad asquerosa.
La observación de Faez le dejó un coraje atorado a la chica serpiente, sabiendo que no podía argumentar nada en contra de eso.
– Como sea, si tiene tiempo o dinero, considere ir, aunque sea para alegrar su vida.
– Dudo que unas niñas bailando y cantando me quiten la desdicha que me persigue.
– Sí, bueno, espero verlo en el concierto.
Ketz se despidió de él con una sonrisa amable, pero forzada; aunque Faez sabía que no asistiría, aceptó el volante de todas formas como gesto de respeto. Khalil continuó su camino entre las calles, encontrando a más de esos repartidores de volantes en cada esquina; como táctica preventiva, decidió escabullirse de todo por las calles menos transitadas.
– ¡Pasen! ¡El parque está abierto!
Viendo a una pirata llena de energía en la entrada del gran parque acuático reconstruido, Khalil no tenía más opción que pasar por ahí. Al transitar frente a la mujer de gran sombrero, esta pudo sentir de él un olor muy característico; Jackie se lanzó hacia Faez, cayendo sobre él en una posición muy incómoda.
– ¿Por qué tienes un fragmento del Códice de la Mente?
Khalil había olvidado por completo el fragmento que llevaba con él; gracias a la chica, una pequeña parte de sus recuerdos regresaron a él, retomando su motivación por viajar hasta los confines del universo.
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Sin lugar en ningún lado
FantasyEn búsqueda de su lugar en este mundo, Khalil Faez, hijo de una legendaria heroína, deberá recorrer un camino tormentoso para poner en alto su nombre. Llenando su vida de amistades, romances y enemigos, Faez no la tendrá nada fácil en su recorrido a...