Bienvenido al mundo

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Al llegar a casa, Khalil definitivamente parecía otra persona, una tan distinta que ni parecía el mismo genio tan sonado por la academia.

– Regresé, madre. –

– ¡Bienvenido! ¿Cómo te fue hoy? ¿Todo bien? –

– Misma basura, diferente basurero. –

– ¡No digas eso! Seguro que ya llegará un día en el que puedas ponerte a prueba como tanto quieres. –

– Lo único que quiero es descansar. –

Dejó a su madre en la sala, procediendo a su habitación donde se encerró con una puerta de acero grado militar que él mismo creó.

– Yo realmente quiero... morir. –

Pese a su aspecto tan rudo y peligroso, por dentro seguía siendo un humano, uno con tantos miedos como inseguridades. Admirando su techo, no pudo dejar de pensar sobre lo mierda que era tener que aguantar los sueños de su madre depositados en él.

– Ni siquiera soy ella para estar haciendo esta mierda. –

Pero incluso con ese pensamiento, no podía evitar pensar en el esfuerzo que su madre hacía por él día a día, regresándolo a su punto de inicio.

– Todo el mundo me habla de éxito, sin saber que no quiero nada de eso. –

Khalil suspiró, dejando salir algo de su estrés junto algo de nervios.

– Ser el centro de atención en cada clase es horrible, ¿Por qué mierda se espera tanto de mí? –

Tomó su almohada, la partió a la mitad, y usando su magia de hilos, la volvió a unir; hizo esto varias veces sin parar, mientras seguía pensando.

– No pertenezco aquí, no quiero vivir esta mierda para siempre. –

Sin darse cuenta, pensar tanto le quemó el cerebro, haciéndolo entrar en un estado de somnolencia muy fuerte; al quedarse dormido, no dejó de soñar sobre cómo sería si tuviese una vida normal, con una madre normal y gente que lo viera normal; un sueño digno de alguien que no es para nada normal. Tras caer en ese sueño profundo, su madre, quien tejía alegremente en la sala de su casa fue llamada directo a su comunicador:
"Señorita Uzza, conocemos su estado inhabilitado en los sistemas de defensa, pero creemos tener algo que podría hacerla considerar su regreso"

– Ni loca haría eso – mencionó molesta. –. Las muertes, la destrucción, la sangre que una vez corrió por mis manos, jamás deben volver. –

La voz insistió en que se trataba de algo único en mucho tiempo, a lo que Uzza no pudo contener su intriga, ya que la voz del comunicador se oía bastante preocupada.

– Bien, lo escucho, pero más les vale dejar fuera a mi familia. –

Tras sus condiciones, la voz habló nuevamente contándole la situación actual:
"Una entidad desconocida fue vista en la ciudad vecina, destruyendo todo en un parpadeo; asesinó millones, destruyó miles de kilómetros y acabó con cientos de instituciones en cuestión de tres días; es una maldad nunca antes vista, y lo peor de todo, es que es presuntamente humano".

– ¿Me está diciendo que una sola persona destruyó toda una ciudad y a su ejército? –

– Me temo que eso no es todo, hay reportes de otras dos ciudades más que fueron igual de devastadas. –

– ¿Insinúa que es el mismo? –

– Si así lo fuera, no sería una idea tan descabellada el decir que se trata de un Primordial. –

La respiración de Uzza se cortó de golpe, su cuerpo no dejó de sudar en exceso y la saliva en su garganta ni siquiera podía pasar.

– No, no, no, ¿un Primordial? ¿Está seguro?  –

Sin lugar en ningún ladoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora