Consecuencias

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Debajo del reino del Códice de la Muerte, en una zona anegada por sangre, agua sucia y desperdicios, un Gunnar encadenado tenía un dispositivo de contención en su pecho; esperando el momento en el que las torturas pararan, ya no tenía esperanza de volver a ver la luz del sol.
Día y noche había sido electrocutado; lo quemaron con pedazos de hierro al rojo vivo; y un Ascendido lo torturaba mentalmente con su magia de Ilusión.

– ¿Finalmente piensas hablar? –

– Jamás. –

El Códice de la Muerte en persona lo veía con suma decepción, esperando que dijera algo con respecto a Khalil.

– El chico no sobrevivirá mucho tiempo contra mis subordinados. –

– Parece que no lo conoces, él hará mierda a todos en cuanto sepa que sigo vivo. –

– Pareces bastante seguro de él, pero déjame decirte algo que cambiará tus ideas. –

Se acercó al oído del encadenado, susurrando con un tono de burla:

– El Cazador va por él. –

Intentando romper sus ataduras, Gunnar quería estrangular al Códice de la Muerte a toda costa.

– ¿Por qué mierda lo mandaste? –

– El chico me estorba, necesito de vuelta tu poder. –

– Jamás lo tendrás, me retiré hace mucho. –

– No lo has hecho, solo olvidaste quién eres. –

Mientras ellos hablaban, Ellael salió detrás del Códice de la Muerte, acercándose a Gunnar lentamente.

– Códice del Alma, encárgate de que recuerde todo lo que fue, una y otra vez hasta que seda. –

– Será un placer. –

Dejando solos a Ellael y Gunnar, el Códice de la Muerte regresó a su trono en la zona superior de su reino; mientras tanto, Ellael empezó a usar su magia para traerle el sufrimiento de miles de años de destrucción al Códice de la Eternidad.

– Olvida a ese niño, tu lugar es aquí con nosotros, destruyendo a los humanos. –

Torturando a Gunnar, el Códice del Alma no dejaba de recordar aquellos días cuando peleaban mano a mano contra el ejército humano; rogando porque el Códice de la Eternidad regresara en sí para volver a sembrar el caos, Ellael no se percató de lo que ocurría a su alrededor.
Los Ascendidos que vigilaban las catacumbas empezaron a caer uno a uno, como si de moscas se tratara; varios sujetos que salían de las sombras estaban ahorcando a todos los guardias, les rompían el cuello, o les cortaban su yugular. Bombas de humo rosa empezaron a invadir todo el lugar, desorientando a los Ascendidos.

– ¿Qué mierda está pasando? ¡Oye, tú! ¡Ve a inspeccionar! –

Mandando a otro guardia hacia el humo, el otro tenía su radio lista para llamar al Códice de la Muerte en cualquier momento.

– No veo nada. –

De repente, la mano del Ascendido con el comunicador fue mutilada, dejando sin palabras a este; el Ascendido cerca del humo fue secuestrado para meterlo a la neblina, despedazándolo y regando sus partes por el lugar.

– ¡Mierda! ¡Hay que llamar a...! –

Sin dejar que huyera, la cabeza del segundo Ascendido salió rodando hacia las celdas cercanas. El resto de guardias no entendían qué sucedía, pero fueron asesinados a una velocidad descomunal.
El Códice del Alma seguía torturando a Gunnar, cuando un bate de madera celeste apareció detrás de Ellael; Gunnar pudo ver la escena antes de desmayarse: una chica con ojos de serpiente le había golpeado la cabeza al Códice del Alma, dejando fuera de combate en menos de un minuto a este último.

Sin lugar en ningún ladoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora