Hermana eterna

1 0 0
                                    

Empecemos de nuevo, en un lugar completamente distinto y bastante extravagante: un reino en los cielos.
Una isla flotante impulsada por magia, vapor y muchos avances tecnológicos sorprendentes para la era en la que nos encontramos. A esta bella y avanzada ciudad se le conoce como Ilmakya, el lugar donde los sueños se hacen realidad y la fantasía es una sola con el mundo a tu alrededor.
¿Quieren saber un secreto? Nadie en Ilmakya conoce la pobreza ni mucho menos ha pasado carencias: es un requisito para vivir en este bello lugar; el gobierno es el responsable de ver que cada uno de los habitantes pueda vivir en paz y sin preocupaciones, entregando los recursos a quienes lo necesitan y acobijando a extranjeros que logran llegar hasta aquella utópica ciudad.

- ¡Mamá! ¡Por aquí! -gritó una voz infantil.

Los niños juegan y corren libres por las calles, con la seguridad de que nada les pasará, ya que la Guardia Real de Ilmakya es tan eficiente que ni siquiera los delincuentes más inteligentes pueden esconderse. Es el paraíso en el cielo, un lugar hecho para aquellos que desean llevar sus sueños a otro nivel; cantantes, pintores, ingenieros, botánicos, médicos y cualquier otra especialización es bien remunerada en Ilmakya.
"¿Cómo una ciudad así es capaz de existir?" seguro se preguntarán, muy fácil: no existe corrupción, no hay desvíos de fondos ni siquiera existe la diferencia de opiniones entre los altos mando que manejan la ciudad. Nadie se queja, nadie reclama, puesto que aquí no es necesario, todas las recomendaciones de la ciudadanía son escuchadas y atendidas a la brevedad. Suena demasiado fantástico incluso en la fantasía, lo sé, pero no significa que sea el lugar perfecto.

- ¿Algún informe sobre Manalain? -

- No, señor, parecen estar quietos. -

- ¿Algún motivo? -

- Parece que el Evighet mayor regresó a las calles del submundo. -

- ¿El mayor? ¿No se había retirado? -

- Esos son los rumores, señor. -

- Enviaré un escuadrón de reconocimiento, no me creo que haya regresado a ese sucio lugar. -

Los guardias del Paraíso Surcacielos suelen bajar hasta Manalain para arrebatar los recursos, explotar a los pobres y así poder mantener a los suyos con la vida solucionada.

- ¿Escucharon eso? -

- Sí, parece que tu hermanito regresó. -

Una chica camuflada estaba debajo del puerto de desembarco, escuchando todos los comentarios y pláticas de los guardias.

- Ese imbécil me las va a pagar por haberse ido tanto tiempo. -

- Tranquila, Selene, enfócate en la misión. -

- Sí, señor. -

Escabulléndose entre todas las mercancías que desembarcaban, la joven se metió entre las cajas para inspeccionar todo lo que estaban llevando.

- Es solo comida, no veo nada, Waltz. -

- Debe estar ahí, Grace me dijo que trajeron todos los dopantes. -

- Pues creo que la vieja no tenía una sola pista de lo que había aquí. -

- Te escuché. -dijo una voz afeminada.

Selene salió del contenedor de comida, encontrándose con una caja de suministros diferente a las demás, muchísimo más grande que las de comida.

- Creo que la encontré. -

- Ya estabas tardando. -

- Es difícil encontrar drogas cuando te especializas en destruirlas. -

- Tarde o temprano te iba a tocar. -

Sin lugar en ningún ladoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora