"Kishibe, eres el niño más fuerte que conozco, protege a estas personas cuando yo no esté.", esas fueron las palabras que un pequeño niño con una vida de mierda escuchó antes de volverse una leyenda.
- ¡Ninguno de ustedes saldrá vivo de mi barrio! -
Kishibe, ensangrentado, enfrentaba a treinta Ascendidos él solo, sintiendo cómo su bate pesaba más y más con cada swing.
¿Alguna vez han conocido a un héroe? Este tipo de personas llamadas "héroes" suelen ser personas con valores muy diferentes a los nuestros: son amables, gentiles y siempre buscan salvar a todo el que esté en su camino; yo una vez conocí a uno...- ¡Kishibe! ¡Te atrasaste con la renta! -
- ¡Lo siento, señor! Se la daré en cuanto me paguen. -
- Está bien, solo porque nunca fallas te lo dejaré pasar. -
El señor de la renta siempre quería pagos puntuales, pero aquella vez yo no pude dárselo como acordamos. Puede sonar tonto, pero preferí darles un regalo a mis hermanitas en lugar de pagar la renta, esa era la única razón por la que no podía pagar este mes.
- ¿Hoy sí vamos a comer, pazguato? -
- ¿Qué te dije de usar palabras que no conoces? -
- Perdón, pazguato. -mencionó triste.- Es que me duele la pancita. -
Las tripas de Ellie y Daysi se oyeron por toda la casa, dejándome muy en claro el hambre voraz que tenían después de estos dos meses sin comer bien.
Ellas eran algo inocentes y tontas de vez en cuándo, pero siempre, y juro que siempre intenté todo por verlas bien; trabajé de sol a sol por toda la ciudad, solo para llevar un plato de comida digno sobre la mesa.
Pero las personas buenas muchas veces no tienen cosas buenas en su vida.- Kishibe, eres un niño muy bueno, cuida de tus hermanitas por mí, ¿sí? -dijo agonizando.
- Sí, mamá. -
El año pasado vi fallecer a mi padre de una rara enfermedad sin cura, y ahora era mi madre la que había caído enferma; la vida nunca regala favores, pero yo siempre quise que aquel día me hiciera uno: dejar a mi madre quedarse conmigo.
- ¡Hola, Kishibe! -
Todos en el pueblo me conocían por estar en todos lados trabajando, era muy famoso en mi comunidad; la gente siempre intentaba ayudarme con algo de comida para mis hermanitas, pero yo siempre se los pagaba.
Sin embargo, un día todo eso cambió de manera repentina...- ¡Contemplen el poder del Códice de la Muerte! -
Un sujeto extraño apareció en el pueblo, llamándose a sí mismo como el Códice de las Enfermedades; nunca entendí que buscaba, pero algo me quedó muy claro aquel día: nunca puedes confiar en un Códice.
Enfermó a todo mi pueblo: los hizo caer en cama y dormir para siempre, tal y como le pasó a mamá; todos me decían que huyera en busca de ayuda, ya que yo era el único sano. Sin embargo, ¿cómo podría dejar yo a mis pequeñas hermanas enfermas?- Kishibe, me siento mal. -
- Lo sé, pero pronto las voy a curar. -dije desesperado.
- Eres el mejor hermano del mundo. -
Entre lágrimas, no pude evitar sentir un dolor que desgarraba cada parte de mí mientras veía a mis pequeñas hermanas desvanecerse frente a mis ojos; todos dicen que un hijo jamás debería ver morir a sus padres, pero un hermano mayor jamás debería ver irse a sus hermanas menores.
Los días pasaron desde que el Códice azotó la ciudad, acabando con casi todo mi pueblo, transformando a los muertos en seres sin consciencia y con hambre de magia.
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Sin lugar en ningún lado
FantasyEn búsqueda de su lugar en este mundo, Khalil Faez, hijo de una legendaria heroína, deberá recorrer un camino tormentoso para poner en alto su nombre. Llenando su vida de amistades, romances y enemigos, Faez no la tendrá nada fácil en su recorrido a...