Ánimo, Arkadya

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La presión mágica del Cazador estaba como nunca antes, mostrando una furia tan intensa con solo mirar a la Nix frente a él.

– ¿Y? ¿No tienes nada qué decir? –

– ¿Qué quieres que te diga? –

– Tal vez empezando con: "Perdón por haberlos traicionado". –

Sin esperar el impacto, Arkadya fue arrojada hacia los edificios cercanos por una ráfaga de viento que le dejó varias heridas superficiales sobre la piel.

– O quizá: "Lamento mucho haberte abandonado cuando más me necesitabas". –exclamó furioso.

– Tú nunca me necesitaste, solo me querías para robarle información al Códice de la Muerte. –

– ¡Información que podía salvar millones de vidas! –

Levantando un montículo de piedra debajo de la subteniente, ella fue arrojada hasta la parte más alta de la cúpula, chocando con el techo de la misma; una vez que Arkadya caía, El Cazador empezó a disparar a discreción al cuerpo de la Nix.

– ¿Cómo se sintió huir? ¿Cómo estuvo la vida como militar? ¡Cuéntame todo después de dejar morir la ciudad que te vio nacer! –

Arkadya había logrado detener las balas del Cazador gracias a su Ase que se había vuelto un escudo antidisturbios; sin embargo, cuando cayó, el mercenario líder se acercó a darle una patada que llevó a la Nix contra otros edificios cercanos.

– ¿A ellos igual planeabas traicionarlos? –

– ¡Yo nunca te traicioné! –

– ¡Claro que lo hiciste! ¡Me dejaste morir a manos de mi hermano! –

De una patada frontal, El Cazador logró crear grietas en el escudo de Arkadya, al mismo tiempo que la hacía atravesar los edificios con su cuerpo.

– ¡Te volviste loco con la idea de acabar con la magia! ¿Es que no pensaste en la posibilidad de salvar a todos usando la magia que tanto odias? –

– ¡Esto es el mundo real, Arkadya! No puedes jugar a ser un héroe, o acabarás muerto. –

– Te has vuelto un ser despreciable, Isaac. –

– No volví para ser admirado, volví para salvar a la gente, a mi manera. –

– Pues tu manera no es la correcta. –

– ¿Por qué? ¿Porque no puedes vivir sin tenerlo todo bajo tu control? –

De una estocada con su mandoble, El Cazador atravesó el escudo de Arkadya, dejándola desprotegida frente a él.

– Confié en ti, creí en ti, ¡Morí por ti! Y tú solo nos abandonaste, abandonaste a Lui, a Lei, a Yiju, ¡Abandonaste a todos!. –

– ¡No tenía otra opción! –

– ¡Claro que la tenías! Pudiste haber seguido con nosotros y haber acabado con la magia. –

Lanzando varias patadas al cuerpo y cara de la Nix, Isaac la mandó hasta las telarañas de Arachne; la araña se había logrado recuperar del aturdimiento, moviendo sus patas para atravesar a la Nix.

– Si tan solo hubieras escogido a tus amigos antes que el amor, quizá tu Códice no te hubiera dejado esa maldición. –

El Cazador salió de entre los edificios destruidos con el cuerpo de Arkadya, listo para acabar con la subteniente; sin embargo, vio a Khalil intentando pasar por la cúpula, atacando con toda su magia, al igual que el resto de sus amigos.

Sin lugar en ningún ladoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora