Cuando todo se había terminado, Khalil se dio media vuelta para retirarse hacia sus compañeros, pero la enorme presencia de una entidad cósmica lo dejó helado.
– Te lo dije, Faez: no puedes vencerme.
La risa malévola que acompañó a esa frase hizo temblar a Khalil, pues sabía de quién se trataba: Terra se volvió a levantar, pero ahora sin la forma de la princesa.
– Soy uno de los Códices de la Creación, ¡Eso quiere decir que soy inmortal!
– Lo sé, lo sé... ya estoy cansado de esto. – dijo irritado.
Faez usó los tallos para elevar a Terra hacia el cielo una vez más, a lo que en seguida lo alcanzó con el Nodachi de Gunnar.
– ¡Entiende que no puedes ganarme!
Khalil le clavó la espada en su estómago, dejando paralizado al Códice.
– No necesito ganarte, solo hacer tiempo.
– ¿De qué estás hablando?
Faez usó su magia para crear una dimensión alterna que solo encerró el alma de Terra y la de él mismo, dejando a un lado a todos los demás seres vivos.
– ¿Qué piensas hacer?
– Para sellar a alguien, basta con ser un poco más fuerte, ¿No es así?
– ¡Imposible! ¡Tú no eres más fuerte que yo!
– Lo sé, pero soy tu igual, por eso pienso ir contigo.
Dejando sin palabras a Terra, Khalil continuó con su último plan de contención. Invocando el sello, ambos Códices de la Creación quedaron encerrados en la prisión eterna que Faez había creado.
– Un segundo aquí son diez años en la dimensión real.
– ¿¡Estás demente!? ¿A caso planeas condenarnos? –gritó alterado.
– No te preocupes por mí, puedo soportar una eternidad. –
Terra intentó atacar, pero el Nodachi de Gunnar le absorbía todo su maná, dejándolo estático por el resto de su encerrada vida.
– ¡Cuando esto acabe todos habrán muerto!
– Hablaste de múltiples líneas temporales, ¿Cierto?
– Sí, ¿Y qué con eso?
– Uniré todas hasta que sean una.
– ¡Tu magia no será suficiente para hacerlo!
– Y por eso estás aquí, porque planeo hacer que me ayudes.
– ¡Ni en un millón de años!
– Eso solo es poco más de un día aquí.
– ¡Nunca accederé a ese plan!
– Entonces estaremos aquí, juntos, para la eternidad, y no creo que te gusten los chistes de Gunnar.
Faez invocó a los espíritus de sus amigos, quienes no pararon de hacer bromas estúpidas entre ellos; Terra comenzó a gritar desesperado, sabiendo que ya no tenía escapatoria. El plan de Khalil no tenía fallos: encerrarse para torturar a base de chistes muy malos al que causó toda la devastación de su planeta.
Y así pasaron los años, los siglos, incluso milenios dentro de la dimensión eterna; Khalil jugaba a las cartas con sus amigos mientras Terra seguía sufriendo el tener que soportar a tres niños y sin poder hacer nada, sin duda un castigo digno para el peor de los pecadores.– De acuerdo, acepto el contrato, pero quiero que me dejes mantener mi conciencia.
– No hay problema, siempre y cuando solo sea para hablar.
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Sin lugar en ningún lado
FantasyEn búsqueda de su lugar en este mundo, Khalil Faez, hijo de una legendaria heroína, deberá recorrer un camino tormentoso para poner en alto su nombre. Llenando su vida de amistades, romances y enemigos, Faez no la tendrá nada fácil en su recorrido a...