Resonancia

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Calli, caminando entre calles solitarias, no paraba de llorar en silencio; su cuerpo tambaleante solo reflejaba el desequilibrio en su alma, haciéndola cada vez más propensa a chocar contra los botes de basura y las farolas en su camino.

– Abaddon, ¿crees que fue mala idea huir sin Khalil? –

– No. –

La voz rasgada y profunda de Abaddon se limitaba a responder con monosílabos, obligando a Calli hablar con preguntas la mayor parte del tiempo.

– ¿Todavía no confías en él? –

– No. –

– Es demasiado lindo con nosotros, nos protege y nos intenta acompañar a todos lados, ciertamente sería sospechoso para ti. –

Tropezando contra un bote de basura, ella se volvió a poner de pie, mientras Abaddon acomodaba el bote junto con la basura.

– Pero para mí, ¿sabes cómo lo veo? –

– No. –

– Como un salvador, alguien que siempre estará cuando lo necesite. –

Abaddon únicamente gruñó esta vez, mientras se iba a explorar por las calles cercanas en busca de peligro.

– Si tan solo él hubiera estado conmigo en aquel entonces... –

Creando recuerdos sobre su pasado, empezó a imaginar su vida si tan solo hubiera conocido mucho antes a Khalil.

– Definitivamente las cosas hubieran sido distintas. –

Llorando aún más, ella continuó su caminata por la ciudad, completamente perdida. Tras unos cuántos cientos de metros recorridos, ella encontró una calle principal con la que dejarse fluir junto a la marea de gente.

– Abaddon, ocúltate. –

La Maldición se transformó en un broche para el cabello, pasando desapercibido por completo de la gente. Sin embargo, las cosas no serían así de sencillas para Calli.

– Señor, encontramos a la chica. –

– Arkadya ordenó llevarla con vida, apúrense y tráiganla. –

Un grupo de seis Nix andaban entre la multitud, sin perder de vista a Calli.

– Calli. –

Abaddon le llamó desde su cabello, ahora con palabras más elaboradas.

– ¿Qué sucede? –

– Nix, nos siguen. –

– Ya sabes qué hacer. –

Abaddon tomó la forma de la ropa de Calli, volviendo su blusa y pantalón en un oscuro vestido. De un solo salto frontal, Calli recorrió más de medio kilómetro, dejando boquiabiertos a los Nix que iban detrás de ella.

– No dejaremos que nos atrapen. –

Sin embargo, los militares no eran tan fáciles de perder; usando magia, se elevaron por el aire en busca de la mujer que intentaba huir. Buscando una zona sin gente, Calli terminó por meterse en un callejón donde los edificios seguían en construcción; ella buscó refugio en uno de estos edificios en obra negra, ocultándose de sus acosadores.

– ¿Por qué me persiguen? Yo no hice nada malo, solo quería proteger a mi amiga. –

Se hizo bolita en el suelo, mientras su respiración se agitaba con cada segundo que pasaba; la tensión y la desesperación empezaron a devorarla desde dentro, llegando al borde de la locura.

– ¡Solo quería ser como Khalil! –

En su momento menos oportuno, el escuadrón de Nix la encontró; los militares de blanco se pusieron de frente a ella.

Sin lugar en ningún ladoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora