Con una mirada imperdible, Arkadya no le quitaba los ojos de encima a Khalil, quien estaba ayudando a un grupo de personas en Khanterbary para que encontraran un lugar en específico.
- Me sorprende la gran cantidad de turistas por la zona. -
- Khanterbary siempre es muy transitada, ya que es el único lugar en todo Yhivun que acepta tanto a Desertores como Estudiados. -
- Parece un lugar de ensueño. -
- ¿Qué no odiabas a los Desertores? -
- No son tan malas personas después de todo. -
Ella desprendió alegría al escuchar sus palabras, sonriendo con gran regocijo ante el Nix tan auténtico que tenía frente a ella.
- Eres el primero en decir eso. -
- ¿De qué hablas? ¿Los Nix no ayudan a las personas? -
- Sí, pero los Desertores son la última de las prioridades. -
- Supongo que para mí, todos son iguales. -
- ¿A caso te volviste político o algo así? -
- ¡Para nada! Solo quiero decir que en importancia de vida, todos son lo mismo. -
- ¿Desde cuándo eres tan noble? -
- Supongo que estar junto a ti me ha hecho cambiar un poco después de todo. -
Khalil miró el atardecer mientras no dejaba de pensar en lo mucho que había cambiado desde su llegada a Milityum, pensando con tranquilidad en todo lo que faltaba por cambiar en su estadía en la ciudad militar.
- Realmente eres alguien muy especial, ¿sabías? -
- No has dejado de repetirlo cada que puedes, empiezo a creerlo. -
- ¡Pues deberías! Tu sentido de justicia, tu determinaciones implacable y tu valentía incomparable me hacen sentir segura a tu lado, pese a ser más fuerte que tú. -
- Eso también no dejas de repetirlo, ¿Desde cuándo eres más fuerte que yo? -
- Veamos, desde... Siempre, tal vez. -
Ella empezó a burlarse de él, cual relación entre un superior y su subordinado. Ambos se veían muy felices juntos, sonriendo y disfrutando de su compañía uno del otro, casi como si hubieran encontrado su lugar.
- Khalil. -
- ¿Qué sucede, jefa? -
- Quisiera decirte algo muy personal. -
- Claro, puedes confiar en mí. -
Ella se puso nerviosa, apartando la mirada del joven mientras intentaba articular sus palabras antes de hablar.
- Alguna vez... -
Él prestaba toda su atención, intentando descifrar sus palabras antes de que lo dijera.
- ¿Has visto a un Desaparecido? -
Poniendo nervioso a Khalil, ella supo la respuesta con los gestos de su cara.
- Lo sabía. -
- ¿Qué cosa? -
- Tú también puedes verlos. -
- ¿También? -
Ella invocó a sus propios Desaparecidos que salieron de su cuerpo, dejando perplejo al joven.
- ¿Cómo es posible? -
- Tú y yo compartimos el mismo Códice. -
Ella le mostró su libro colgando de su cuello, haciendo que Khalil quedara aún más impresionado.
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Sin lugar en ningún lado
FantasíaEn búsqueda de su lugar en este mundo, Khalil Faez, hijo de una legendaria heroína, deberá recorrer un camino tormentoso para poner en alto su nombre. Llenando su vida de amistades, romances y enemigos, Faez no la tendrá nada fácil en su recorrido a...