El paso que había dado hacia la verdad de la manipulación espiritual había sido un error. O al menos así lo implicaba la vaguedad vista a través del pasado de mi familia en conjunto a la única advertencia de Yukari. Sin el contexto que lo definiera de tal modo, cualquier mención y por lo mismo conclusión parecería desatinada. Por ello actué por terquedad, porque supe que tenía que saber más sobre lo que marcó a mi familia y si al fin de cuentas, lo hacía ese error.
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NexoLa presencia de Yukari no había sido del todo incómoda. Gran parte de su estadía la pasó con Yuyuko-sama, platicando sobre aspectos varios de Gensokyo que no involucraban a lo ocurrido con Reimu y el desarrollo del incidente. Si tuviera que decirlo, en realidad ambas hablaban sobre hechos casi banales y sin mucha relevancia a algo más que una conversación placentera de dos amigas poniéndose al día. Lo cual en realidad era eso, sin ninguna otra complicación.
Pero era esa cercanía lo que me entregaba una imagen distinta sobre ella y sobre mí. La única advertencia respecto al libro que soltó cuando nos encaró a Efuruto y a mí. Estaba en claro pensada para ser escuchada por alguien que conociera la manipulación espiritual y el pasado que había comenzado a encerrar a esta. De otro modo dicho, sólo alguien de la familia Norikiyo consciente del significado de su propio legado habría encontrado valor en aquellas intimidaciones y amenazas. El querer darle un alto a alguien así, confirmaba la cercanía de sangre así como de la misma esencia sobre Yuyuko-sama. Por lo que sin mayor necesidad, Yukari misma había confirmado indirectamente aquello que ya dábamos por sentado desde semanas atrás.
Yuyuko-sama y yo proveníamos de la misma familia.
Eso me alegraba en realidad, mas sin embargo, decía que la misma youkai procuraba una gran preocupación por el bienestar de la Princesa Fantasma, quien en vida debió ser una amistad verdaderamente cercana a ella. No era posible ver aquella imagen completa, pues apenas con palabras oportunas y pistas perdidas de otra época, había formado lo que conocía entonces.
Pero hablando del final de las visitas, debería agregar que Ran y Chen mostraron una predisposición a formar una amistad sana y respetuosa con nosotros. Acabamos hablando sobre nuestro viaje, de manera aún más superficial de lo que antes habíamos sido. Bromas ocasionales referente a lo ocurrido rosaron en la insolencia cuando tras escuchar sobre el nueve colas del mundo humano, Yukari sugestionó un encuentro amistoso contra su propia Shikigami, Ran. Sabía que rehusarme habría sido motivo de burla para ella, aun si esto no tuviera sentido de ocurrir. Lo cual me asqueaba más de lo que me hubiera parecido. Pero nada ocurrió o avanzó a más, cuando Ran bromeando en tono serio, mencionó que quizá después de dicho encuentro ella podría batirse en duelo conmigo en lo que refiere a lo culinario. Semejante comentario se llevó unas palabras de reprimenda, así como unas risas sinceras y agradecimientos por lo bajo de mi parte hacia Ran.
Hacia el comienzo de la tarde las tres se despidieron y llevadas por un portal, desaparecieron dejándonos de nueva cuenta solos a nosotros cuatro. Y fueron por las noticias de los hechos a los que debía atenerme, que yo también necesitaba ponerme en marcha. Aunque no sin antes atender ciertas necesidades.
—He adaptado el buzón de su anterior deseo, maestro —decía Efuruto—. Me hubiera gustado verlo delante de la mansión, pero porque deberá tener cuidado con el conocimiento de su legado, es que lo he cambiado para que sólo usted y quien lo permita, pueda usarlo.
La magia era demasiado oportuna. Así pues, un cajón de ropa había sido convertido en el buzón mágico que conectaba con aquel ubicado en la Mansión Norikiyo. Había expresado mi preocupación, pese a que sabía que ninguna de las dos abriría uno de mis cajones con mi ropa y pertenencias, de modo que Efuruto adaptó a este para que sólo se hiciera presente si así lo deseaba.
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[Touhou] Relato de un Híbrido: Eco de una vida.
Fanfiction[東方] 𝐇𝐚𝐧𝐲𝐨𝐮 𝐧𝐨 𝐦𝐨𝐧𝐨𝐠𝐚𝐭𝐚𝐫𝐢: 𝐉𝐢𝐧𝐬𝐞𝐢 𝐧𝐨 𝐡𝐢𝐛𝐢𝐤𝐢. Soñé con la luna y el filo de su figura, con el aroma de las flores y el sereno de las mañanas. Conocía el nombre de la oscuridad. La llamaba y ella acudía a mí. Su nombre...