[Capítulo 75]

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Cuento de espinas

Un nuevo día alcanza al mundo espiritual y con su bienvenida no se esperan noticias inesperadas ni sorpresas de la noche previa. Dentro de Hakugyokurou todo transcurre ajeno a los sucesos del exterior, tal y como si nada hubiera cambiado. Y quizá fuera porque era así de simple, o tal vez fuera que las cosas cambiaron y aceptamos que aquel se trataba del curso natural que debían tomar.

Efuruto se había vuelto de manera formal en mi mentora sobre el dominio de los núcleos elementales. Me enseñaba a controlar al hielo y al rayo, así como puliendo lo que conocía sobre el fuego y el viento. Como mi instructora ella no era nada por debajo de excepcionalmente sobresaliente, con lo cual a veces sentí que hacía trampa al momento de aprender. Sus lecciones no iban apegadas a los sentimientos o experiencias halladas en la memoria, como alguna vez se me enseñó, sino al control puro de cada uno de los núcleos al refinarlos en su esencia más pura. Jamás le quitó mérito a las enseñanzas que recibí ni las menospreció, reconociendo que formaron una base excepcional con las cuales me era posible aproximarme a cada uno de los conocimientos que impartía de manera inteligente.

Y a pesar de que la afinidad al núcleo de la vida es estrictamente diferente, el entendimiento es posible aplicarlo hacia Sumiken, Suu y yo. Al volverse el cuerpo en la vía del ser primordial, es que comprendía la razón de que Yatsume se refiriera a nosotros como Vástagos.

Con todo, es debido a los favores y manera en la que se relacionaba en la mansión, que Efuruto se termina convirtiendo en la quinta miembro de Hakugyokurou. Se le permite mantener su nombre así como la libertad de viajar e ir y venir a su antojo con cualquier viaje que se propusiera en el futuro. Y es con los días transcurridos que fue evidente que ella prefería permanecer en la mansión, contándonos más historias de sus tantos viajes pasados, al igual que entrenándome y atendiendo a su nueva maestra.

No, no he cometido un error. La mansión la conformaban cinco miembros, pues antes de su bienvenida, ocurrió la de Suu. A ella se le ofreció su habitación propia, mas no la tomó puesto que gran parte del tiempo lo pasaba en mi sombra o cerca de mí. Eran pocas las ocasiones, en horarios completamente al azar, que podías hallarla andando por el jardín. Su presencia no irrumpía con esa de los espíritus, a veces siguiéndolos en su camino ante lo cual los mismos permitían ser alcanzados por sus manos.

Fue durante una de sus pequeñas expediciones por el jardín que se descubrió que repentinamente ella era capaz de comprender a Youmu. Preguntarle el cómo era posible sin embargo no nos brindó ninguna clase de indicio sobre cómo era posible. De modo que sólo concluimos en que tal vez aquello era su núcleo creciendo lo cual le dotaba de atributos diferentes a Suu. Aun así ella seguía sin poder entender las palabras de Yuyuko-sama.

Y tal vez debería hablar de Youmu y lo que durante mi viaje hacia el mundo humano me hizo notar. El afecto y cariño eran aspectos que fueron dándose al compartir el tiempo juntos. Era inevitable y en realidad, algo sano que se diera en cualquier amistad. Pero sabía por ver hacia mis recuerdos en retrospectiva, que estos sentimientos habían conseguido madurar al punto de crecer en algo más de lo que quería percatarme. Era lo suficientemente tonto como para negar mi enamoramiento, aunque con la bastante lucidez para admitir hacia mis adentros la atracción la cual sentía hacia su persona y lo que la envolvía a ella. Un amor bruto y con vértigo, las primeras peroratas ciegas y entorpecidas de un sentimiento por crecer.

Yuyuko-sama mientras tanto continuaba siendo inalterable. Es como Princesa Fantasma que era de esperarse; no obstante, es por esa cualidad que repetidas veces y aun con las advertencias de Yukari, que detuve todo impulso de revelarle la existencia del libro, de nuestra familia y legado. Y no soy meramente yo, sino que presintiendo ello o por obra de la curiosidad, que ella anhela saber más sobre mi viaje al mundo humano y mi familia. Busca los secretos que les envuelven, llegando a convertir un deseo de Youmu en uno impersonal. Es tal su fervor, que Efuruto ve necesario el mediar y darle un alto a los deseos de ambas. Menciona a mi madre y sobre el impacto que fue reencontrarse conmigo tras tantos años, de cuán intensa fue la magnitud de ese encuentro y que tal vez conocer a dos fantasmas, quizá no sea lo más adecuado para los mortales del mundo humano.

[Touhou] Relato de un Híbrido: Eco de una vida.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora