[Capítulo 45]

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Aquella noche en la que nos despedimos parecía hallarse entre recuerdos misteriosamente lejanos. En términos estrictos, nos habíamos dejado de ver por una breve inspiración, apenas si un ligero pestañeo. Insuficiente para hacer sentir el peso del tiempo sobre nuestros hombros, aunque con el impacto de éste que le correspondía de un modo que le hacía destacar. Estuvo presente entre los dos aun si tuvimos la certeza de que nos volveríamos a encontrar. Como un recordatorio, uno que nos decía que si lo dejábamos ir sin ser conscientes de su paso, luego nos miraría a la cara, haciéndonos saber que ya sería demasiado tarde para cualquier cosa. Demasiado tarde para cualquier palabra.

45
Ardid

Keine no le dio mucho mérito a los días transcurridos dentro de la aldea. Habló de un periodo de tranquilidad al cual los humanos pronto hallaron agrado, de la pequeña expansión que tuvo la escuela con nuevo personal y de los días en los que, ya pasados del ciclo, se iba a dormir más tarde de lo usual, cansada y casi de mala gana. Mostró sin embargo más interés por mi razón de visitarla sabiendo de antemano que si estaba presente, eran por los deseos implícitos de la Princesa Fantasma. Rio, pues supo que traía algo entre manos. Yo le aseguré que era en partes iguales deseos propios y los de Yuyuko-sama, pero que estar en la escuela era decisión propia. Dejó de instigar a que debía de haber otra razón cuando le obsequié el saquito de pétalos de cerezo que en la mansión habíamos preparado para ella, así como la receta para una infusión con estos que le prometí haría maravillas para remediar aquellas noches en vela.

Escuchó sobre los días en Hakugyokurou con intriga y cautela, pues como habíamos mencionado ya tiempo antes, era el primer mortal en haber llegado a la mansión, pasado los límites de la vida y la muerte, y volver este lugar su hogar. Omití detalle y mención de heridas y lesiones puesto que pensé que habría mejor momento para ello. Además que una Keine preocupada no era lo que quería dejar tras irme de la escuela. Hubo unas palabras sobre la resonancia, aunque estas fueron acalladas por la mención de la afinidad a la oscuridad. Keine mostró de inmediato una reacción espejo a la mía cuando escuché las mismas palabras, apagada y desprovista de algo más allá que un pensativo y taciturno instante. Todo rastro de esa sonrisa al conversar quedó sumida a una línea que sus labios dibujaron, como si no supiera exactamente qué tomar de aquello. Carraspeó.

—Antes dijiste que Tenma descubrió tus afinidades al fuego y al viento —dijo despacio, bajando la voz—. Y Mokou pudo descubrir la tuya al fuego, por lo que dijo ella misma, de que esta se empezó a manifestar en ti a causa del temor.

Nuestras cabezas casi se tocaban. No hablábamos en susurros, pero poco faltaba para que lo hiciéramos. Me llevé una mano al lado de la cara, cubriendo mis labios de nadie en particular, pero es que hablar como lo hacíamos parecía incitar a querer hacerlo así.

—Si lo que dijeron Aya y Takeno sobre Tenma es cierto, eso significa que entonces él tuvo conocimiento sobre mis afinidades, de cada una. Pero decidió informarle a ninguno sobre el yin.

—No digo que guardar secretos no sea algo propio de una figura como Tenma —aguardó y entonces asintió con la cabeza—. Sería propio de su nombre, por supuesto. Pero ¿por qué lo haría?

Mi breve silencio y la decisión de no desviar la mirada dejaron en evidencia que de hecho sí, lo había pensado. Los motivos de Tenma no parecían incumbir a más que un puñado de allegados cercanos a su nombre, por lo que cualquier acción o decisión espontánea, hasta para la mayoría de los tengu, podría aparentar ser un disparate o capricho. Como dijo ella, su mero nombre ya lo justificaba. El regente supremo de los tengu y de casi la montaña entera podría tener las ideas más excéntricas que quisiera y hasta así, nadie batiría los párpados al respecto por tratarse de que estas tuvieran su nombre antes.

[Touhou] Relato de un Híbrido: Eco de una vida.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora