Prefectura de Yamanashi, Japón. 21 de Mayo 2009.
Una entrada vacía, autora de originar este sentimiento de asco que constantemente me roba el sueño cuando el calendario muestra lo cerca que se está de tan nefasto aniversario, en donde mi cordura empezó a desvanecerse. Año tras año siempre se repite; y es que me veo en la impotencia de abandonar este caso cuya niebla no es más que misterio y preguntas incompletas. Mi absurda decisión, la de regresar constantemente al punto de inicio, aquella que me lleva a buscar con afán por la ondeante bandera de una meta inexistente. No se sabe si fue el destino, la casualidad o decisión propia los culpables. En repetidas ocasiones sus sombras me acosan para que repare en ellas y dé con un falso camino, buscando frenéticamente por una razón, un maldito motivo para que las cicatrices de este pasado al fin me abandonen y me permitan vivir en paz, no con esta falsa máscara la cual me he obligado a portar. La muestro sin opción, cada día y a cada minuto, escudándome de los errores que no pude evitar tomaran lugar ante mí. Me han marcado, ya no soy la misma persona de diez años atrás. A veces pienso que mi descanso ya no está más en hallarle para traer tranquilidad a nuestra familia. A veces, pienso que el delirio y su suave néctar son una forma para escapar de esta rota realidad, una que lentamente he aceptado con la llegada de cada tortuoso año.
— K.S
19
Última noticiaLas luces intermitentes en el helado exterior me sacaron de un sueño del cual poco he podido recordar, el comienzo de una pesadilla. El frío tacto de la ventana en la palma y la escarcha de las incipientes nevadas, comienzos de un invierno que esperaba con ansias. Recuerdo casualmente ser apenas un niño cuyas preocupaciones básicamente no existían. Y como todo chiquillo que desconoce la grandeza del mundo y del futuro de cada individuo, ignoraba con una marcada insolencia los problemas de vidas ajenas. Era feliz con las simplezas que la vida me dio. La falta de visión y esa inocencia que sólo desaparece cuando crecemos de la manera incorrecta, se trataron de características que en primera instancia aparentaban definirme como lo que fui.
La nieve es una de las dichas que miraba maravillado desde la ventana de la habitación, sentado sobre un pequeño escritorio que sin complicaciones sostenía mi peso sin quebrarse conmigo encima. Ver el amanecer salir entre la bruma en la distancia no era menos a un espectáculo que mereciera ser admirado. De ese modo fui feliz.
Vivía en la prefectura de Yamanashi, cerca de las montañas en donde aún se gozaba de las ventajas de la civilización.
Recuerdo a mi familia. Compuesta por cuatro contándome a mí.
A mi padre Kamigo Souma. Un hombre de valores presentes, serio ante cualquier situación, firme, leal y fiel a su palabra sin excusas. De aspecto siempre intimidante, pocas emociones transitaban por su rostro. De cabello oscuro, corto. Parecía que nunca se lo dejaba crecer. Su profesión le enseñó el arte de la disciplina, pues como doctor, el estudio constante le hizo destacar en su campo donde los más jóvenes acechan furtivos para desbancar en uso de las oportunidades.
Mi madre Kamigo Sanna. Una mujer cándida, de palabras siempre amables y cariñosas. Ella es ese tipo de personas que te hacen creer que la bondad puede existir en todas partes y a todo momento, fascinado de que un corazón pueda ser tan noble. El dolor por no poder verle atormentó cada una de mis noches en esta tierra, imaginando que aún seguía entre sus brazos, mirando una sonrisa que adornaba cada una de sus facciones en donde del mismo modo su cabellera negra descendía. Hasta los hombros.
Y mi hermana mayor, Kamigo Saiko. Una chica de aire jovial e ímpetu indiscutible. Hermosa, de larga cabellera oscura. Elogiada por su encanto y carisma. Sus logros eran razón de orgullo para nuestra familia, sea en el ámbito académico o cualquier otra actividad en la que pusiera la vista. Era la viva imagen de mi madre con un giro único en su persona que le hacía destellar por donde fuera. Todos la estimaban, poniéndola siempre en lo alto por sobre los demás. La admiraba, nunca quise estar lejos de ella.
ESTÁS LEYENDO
[Touhou] Relato de un Híbrido: Eco de una vida.
Fiksi Penggemar[東方] 𝐇𝐚𝐧𝐲𝐨𝐮 𝐧𝐨 𝐦𝐨𝐧𝐨𝐠𝐚𝐭𝐚𝐫𝐢: 𝐉𝐢𝐧𝐬𝐞𝐢 𝐧𝐨 𝐡𝐢𝐛𝐢𝐤𝐢. Soñé con la luna y el filo de su figura, con el aroma de las flores y el sereno de las mañanas. Conocía el nombre de la oscuridad. La llamaba y ella acudía a mí. Su nombre...