[Capítulo 70]

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... huellas del tintero carmín marcan su incesante trote amainar. El alto de su ardiente respiración y el vaho perdiéndose ante la interminable oscuridad, disponen de un último pensar. "¿Adónde va el dolor cuando una caricia le calma?" Allí hacia donde marcha, al fin de un camino y el comienzo de una sentencia impuesta por decisión propia.

Obras, relatos y colección de cuentos cortos, Volumen II

70
Apostasía

Efuruto reía sin parar de reprocharme lo absurdo que había sido presentar la existencia de los núcleos elementales al rayo y hielo en mí, esperando que con ello no causara más que reacciones de aceptación por mis hazañas. Por el contrario, la revelación de estos trajo una repentina afluencia de dudas sobre su procedencia, principalmente respecto a cómo es que me pertenecían y lo que causó fuera capaz de recuperarlos. Efectivamente, el Vástago tengu me los arrebató y con ello, me otorgó el fuego. Pero más concisamente, ¿por qué un tigre youkai poseería control sobre el rayo y el hielo? Reconocer que Byakko, su esencia residía en mí, habría traído más cuestiones las cuales lentamente habrían apuntado el camino hacia mi familia lo cual, no estaba listo para tratar. Puesto que afirmé ambos elementos pertenecían al tigre youkai, eso cortó todas mis posibles respuestas a una sola.

No lo sé —dijo Efuruto, burlona—. Maestro, usted posee habilidades increíbles las cuales a cualquiera le daría gusto de poder vanagloriarse. Solamente con ser capaz de leer y guiarse por medio del cielo nocturno, su conocimiento de plantas y en lo que respecta a su genio culinario, sopesan una bolsa de sorpresas que brillan como el oro. Mentir sin embargo, no es algo que usted posea naturalmente.

—Estás exagerando —solté a regañadientes—. No ha pasado a más.

—Ah —dijo entonces, puntualizando con un dedo—. No ha mentido, sólo se ha negado a decir la verdad. Se lo digo con cariño, maestro. Después de esto yo misma le enseñaré a mentir.

Podíamos hablar sin preocupaciones a causa de encontrarnos dentro del Plano Inmaterial. Aunque ya no fuera el maestro de Efuruto y ella no tuviera motivo de responder a mis anhelos, cedió ante mi petición de ser orientado en las nuevas afinidades que poseía. Aunque en realidad tuve que pedírselo a Youmu también, puesto que ella se había vuelto su maestra. Pero eran simples formalidades, ya que ella ya había pronunciado que sus deseos llevarían tiempo en poder ser concedidos, por lo que ambas partes disponían de libertad a sus anchas. Y la razón por la que ni Yuyuko-sama ni Youmu nos acompañaran entonces, fue porque se mintió respecto a lo peligroso que llegaría a ser en aquella ocasión el mantener bajo control los mismos elementos. Y aunque verdadero, no era la realidad. El peligro era lo de menos, era solamente que Efuruto buscaba hablar conmigo.

Principalmente tratamos lo que antes hablamos sobre mi mitad youkai, mi abuelo junto a mi familia y la naturaleza primordial. Pero en esos aspectos no llegamos a ninguna conclusión diferente; aunque diciéndole en realidad, no llegamos a ninguna clase de conclusión. Cada pista parecía apuntar a una dirección por completo diferente, pero cada una terminaba en el mismo lugar que las demás.

De modo que rápidamente pasamos a lo que por otro lado podíamos entender y tratar.

No existía nadie que igualara los conocimientos sobre los núcleos del Plano Elemental como Efuruto. Era sencillamente excepcional, poseyendo un control absoluto sobre cada uno de ellos. Pude hacer toda clase de preguntas sobre incluso los que ya dominaba, lo que me otorgó un entendimiento mayor al respecto.

—¿Significa que al poseer un núcleo, no necesitas de la materia como tal? El combustible para el fuego, el agua, la tierra y el mismo viento. ¿Es todo energía?

[Touhou] Relato de un Híbrido: Eco de una vida.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora