[Interludio 01]

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Remembranza

Su silencio marcó el comienzo de una extensa y profunda pausa en donde sus palabras se acoplaron una sobre la otra, formando un espacio de quien era en realidad. Sintió su peso, aferrándose a ellas con la fuerza de un último aliento. Componían su vida, aquello que tanto apreciaba. El calor que provenía de estas, la luz que traían ante aquel escenario ofuscado que era su realidad que aparentaba ser un sueño difuminándose, le terminó brindando un sutil momento de retrospectiva. Alcanzaron el centro de su existencia.
      Nadie parecía acompañarle en aquel lugar. En donde la calma pese a ser falsa, era suya. En donde el silencio se alargaba con lentitud, dando lugar a uno más grande. Y hueco. Nada lo formaba y si bien no era el precursor de las discusiones y el llanto, tampoco lo era de las risas y juegos. Tantas cosas las podía recordar.
      Es así que allí en su soledad el día transcurrió. Vio salir el sol, sintió su calor reavivar a su cuerpo aun con la nieve acercándose a lo lejos, imperturbable y hermosa. Derrochó la tarde mirando hacia el mismo lugar y eventualmente, la noche cayó.
      Miraba al cielo melancólico, haciéndose tantas preguntas hasta desagradarse a sí mismo.
      Y rio.
      Su risa brotó como la tos, dolida y oxidada. La forma en que emanó desde su interior le hizo recordar lo olvidada que yacía. Su eco se escuchó a lo lejos, despertando a la tierra con su voz.
      Una pequeña esfera de luz acompañada de tantas otras despertaron para hacerle compañía. Todas y cada una le rodearon, con excepción de una que se posó a su lado.
      «Me alegra haber aguardado» dijo con el vestigio de una sonrisa.
      Pudo tomarla entre sus manos. Imposible e ilógico. Impensable. La luz que se escurría por los bordes de todas las cosas permaneció en sus manos, adaptándose a la forma de sus dedos y palmas que contenían. Descansando sobre él cuando al levantarse con esta, la apoyara sobre su pecho.
      Caminó con el resto siguiéndole el paso por dondequiera que anduviera. Juntos cruzaron un río, un puente roto y una pequeña arboleda. Caminó a pesar del cansancio, ignorando el dolor en sus pies. Caminó hasta que la noche les dejó atrás.
      «Terminaré» dijo. En su rostro se dibujó el amago de una sonrisa abatida. «A su debido tiempo».
      Caminó. No se detendría, pues tan sólo había empezado.


[Touhou] Relato de un Híbrido: Eco de una vida.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora