[Capítulo 11]

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Resultó terriblemente casual que hallase su figura en cada calle, midiendo sus pasos con los míos. Moderando su velocidad a la mía. Tomando precauciones a cada una de mis acciones. Todo para no revelar sus intenciones las cuales a pesar de nuestras persecuciones, jamás fueron reveladas desde que fijó su mirada en mí. Esos ojos daban la impresión de ser desconocidos y repletos de una infinidad de misterios. Grandes como los de una hermosa muñeca. Las comisuras de sus labios, pequeños y siempre cerrados, mantenían a raya secretos. Sabía que así era. Su piel brillaba, blanca y perfecta, reluciendo cuando la luz del día la tocaba, marcando un contraste perfecto con su cabello de intensa negrura, largo y que le perseguía flotando cuando marchaba contra el viento.

Su imagen allanó todo rincón en mí por la fuerza tomando cada fragmento para poder pensar sólo en su figura. Lentamente me pareció menos una desconocida y de la nada sus facciones avivaron recuerdos que sentí no me pertenecían. Al dormir lo hacía con la certeza de conocerla de tiempo atrás. Pero, ¿cómo era posible? Más allá de la curiosidad, verla provocaba una atracción ajena a lo físico o emocional crecer en mí. Necesitaba saber algo de ella. Lo que fuera.

Si bien con una meta fija, fui a perseguir un nombre que aún no conocería.

11
Voz tímida

Hice a un lado el repentino impulso que tuve por preguntarle a los dueños de la posada sobre la chica antes de irme. No quería que sospecharan algo equívoco de mí, especulando sobre mis intenciones con perseguir a una niña por la aldea sin descanso. Ya llevaba varios días allí y aquello que les pudiera dar y que no fuera silencio, me afectaría de un modo u otro. Era un hecho que ya especulaban sobre el forastero que iba y venía cada día.

Avisé al dueño que la habitación quedaba libre. Él y quien di por hecho era su esposa me miraron con harto recelo, haciéndome entender sin palabras que no estaban del todo seguros sobre qué hice o qué es lo que haría en la aldea. Reservé toda explicación sabiendo que eso sólo me haría lucir como un desesperado y en consecuencia, me ahorré cualquier duda que pudieran plantar en los demás. Dejé aquel lugar sin mayores discusiones.

Mi posición entonces no era la mejor. Sabía que debía atender los asuntos que me llevaron a regresar a la aldea cuanto antes, mas no quería obligarme a desligarme de los últimos días transcurridos. Esas memorias rotas que traían la figura de la niña, esparcidas y sin orden se negaron a darme paz. A pesar del miedo y angustia que su inocente presencia causó en mí, no fui capaz de ignorar aquel enigmático llamado que encerraban aquellos matices que me llamaban con una voz familiar. Es por ello que caminé casi en contra de mi voluntad hacia los lugares en que ambos llegamos a coincidir. Acudí al local del comida esperanzado de verla con el rabillo del ojos escapándose cautelosa. Esperanzado de que al hablar con quienes trabajaban allí o en los alrededores, diera con algo de la muchacha.

Pero no tuve éxito.

En ningún lugar conocían a ninguna chica con la descripción que les daba, pues hice hincapié en la forma en la que iba vestida. En cada lugar al que fui recibí vagas suposiciones u opiniones sin otro fondo en concreto. Decir que se acercaron es, como mucho, una exageración. Hubieron quienes creyeron haber visto alguien como ella. O incluso hasta haber mantenido una conversación con alguien así. Otros abiertamente mandaron a llamar a muchachas quienes creyeron entraban en la descripción de a quien yo buscaba, así como hubo quienes tomaron ofensa al creer buscaba a sus hijas o esposas. Con el día yéndoseme de las manos recorrí la aldea recibiendo información incierta, una pila de nombres aleatorios y tiros a ciegas. Comprendí lo equivocado que estaba y que con eso malgastaba mi tiempo.

Dejé de insistir por las malas. Estaba convencido de que aquella chica continuaría en el anonimato, mas mentiría si afirmase que me di por vencido respecto a desear saber quién podría ser. En especial si la cordura era lo que estaba en juego.

[Touhou] Relato de un Híbrido: Eco de una vida.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora