[Capítulo 43]

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Las nevadas habían cesado hacía tanto, convirtiéndose en noticias del pasado o preocupaciones lejanas. Así parecía ser. Los cerezos a su vez gozaron de un fantástico florecer, tiñendo al jardín de su color. Durante ese periodo también celebramos la ceremonia de edad de Youmu. Entonces no me atreví a decirlo por razones que encierra el decoro, pero desde aquella ocasión su imagen dejó de ser la misma para mí. Quizá haya sido a causa de los días previos, pero entonces hallé a una joven distinta, no a una niña tímida. Así parecía ser.

43
Cesura

Habíamos vuelto al ritmo que conocíamos como nuestro en la mansión. Pude regresar a la cocina y demostrarles ese agradecimiento por los días anteriores. Desde aquella primavera los cerezos tuvieron una maravillosa temporada, lo que nos dotó de una gran cantidad de pétalos para poder disponer de estos como quisiéramos. Youmu se había ocupado desde días anteriores para poder recolectar los indicados, mientras que Yuyuko-sama me observaba desde dentro de la mansión conmigo en el jardín. Tras el descubrimiento de los límites de la fuerza vital en mí, ella se decidió a entrenarme en su uso.

La unión perfecta de ésta con mis elementos.

El fuego fue el primer elemento al cual me adentré a unificar junto a la resonancia, con éste respondiendo a mis metas en perfecta armonía. Las llamas en mis manos crecieron no sólo en ímpetu al alimentarlas con la nueva fuerza con las que doté éstas, sino que a su vez, mostraron una transformación inesperada. Su cándido color al crecer cambió conforme la resonancia se volvió una con la afinidad. Difería del fuego fantasma, pues el mío seguía ligado a la manipulación elemental. Aquellas llamas ardieron con una tonalidad distinta, un suave violeta pálido y gentil con trazos azulados. Un nuevo fuego. Calmo, enardecido por la tranquilidad de un eco distinto.

Con el viento hallé el grito de un tifón oculto en las caricias despistadas de las brisas del mundo espiritual, aquellas que acompañaron a la melodía que creaba. Las que tomaba para tejer el son de un canto desconocido. El aire compuso sus estrofas y yo las interpretaba haciendo gala de su velocidad y mi precisión. Un dueto entre partes iguales.

No demoró que consiguiera unificar los conocimientos una vez en la práctica. Es por ello por lo que Yuyuko-sama quiso que alcanzara nuevos horizontes, pues al haber amplificado el uso de mis elementos, tuvo la seguridad y certeza de que el siguiente paso sería el indicado.

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Éramos ella y yo. Sin importar los días que transcurrieran de ese modo, con uno delante del otro, encontrábamos temas los cuales tratar. Hablábamos sobre la vida, la muerte y la casualidad de ambos aspectos de una existencia. Sobre comida, golosinas y aperitivos, sobre los que tendríamos aquel día y los consiguientes. Así como los que esperaba poder probar. Lo hacíamos de un modo casual, siempre con un objetivo en claro.

Entonces un espíritu se escabulló de entre mis manos, regresando a las suyas. Se regodeó con ella en paz.

—Roukanken y Hakurouken conforman el legado que Youki dejó para Youmu. Ambas, como ya sabrás, han sido forjadas por manos youkai.

—Sí, además que éstas sólo las puede blandir un hanrei —dije—. En sus manos son armas poderosas; pero por lo mismo es que Sumiken....

—¿Tienes dudas, Kenro?

Pausa. Un suspiro escapó de mí. Inconsciente de cualquier otra acción traté de alcanzar a los espíritus rodeándole. Mi brazo halló un alto en su porte, sacudiéndose con sutileza pero firmeza en negación, bajando los brazos hacia su regazo. Le imité y volví a suspirar.

—No son dudas. Son preocupaciones.

Asintió compresiva tras escuchar.

—Tuvimos grandes expectativas por Sumiken en el momento que Youki habló de ésta, al igual que del humano a quien le perteneció.

[Touhou] Relato de un Híbrido: Eco de una vida.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora