[Capítulo 37]

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«Lo he terminado...»

Me temblaban las manos. No las podía detener a causa del terrible dolor que provocaban distintas ampollas causadas por el exhaustivo proceso de prueba y error del cual constó la restauración del suzuri. Temblaban sin remedio como la gente de edad, pero sonreía por ser la primera vez que lo hacían tras tantos días de trabajo. Con o sin ampollas, debí mantener firmeza en mi labor, ya que aún si ellas no lo fueran a decir yo no sería capaz de perdonarme de dañar tan valioso objeto.

Fue imposible apoyar el peso del cuerpo correctamente con las manos o de siquiera levantarme usándolas; y aun así, estaba contento. Acerqué el suzuri al cuerpo para cargarlo a mi habitación en donde lo ocultaría a la espera del momento indicado. Que dieran inicio los días de mi vida bajo un nuevo entrenamiento resultó emocionante. Sí, lo disfruté ya que no sólo me encaminaba hacia la dirección correcta tras haber dado tropezones por largo tiempo. Pero ese no era del todo el verdadero propósito. En realidad empezaba a ver mi vida en Hakugyokurou como algo más importante que hallar un lugar al cual pertenecer.

37
Semblante cordial

Una extensa y pronunciada pausa siguió las acciones que mi cuerpo ejecutó tras entrar a mi habitación. Pude haber soltado una gran exhalación de alivio o quizá vitorear por el hecho de haber logrado llevar a cabo la restauración del suzuri. Razones no me faltaron para hacerlo, pues además estaba solo. Pero no sería así. Lo que hice fue dejarme caer sobre el tatami con el peso de días sin descanso, sintiendo el palpitar de mis manos, hombros y espalda entera al son de mi aliento y emoción que corrían en mí.

Entonces es verdad que estaba solo, mas sin la terrible sensación que es hallarse atrapado en un peligroso y desolado ambiente. Y eso es porque me acompañaban los espíritus que iban y entraban casualmente por la mansión. Pensarías que era lo habitual verlos por dentro de ésta, lo cual es un error. Algunos entraban, mas sin Yuyuko-sama de por medio, eran pocos quienes se quedaban dentro por más de unos minutos. Aun siendo un mortal mi presencia les dejó de parecer tan interesante después de un tiempo.

Se acostumbraron a mí.

Esa mañana amabas anunciaron el ausentarse por un corto periodo del día. Youmu, quien si bien poseía el permiso de salir del Meikai, ocupó su día para ir a la aldea de los humanos y conseguir víveres varios que resultarían necesarios para recetas las cuales prometí preparar. Memorizó la lista que llevaba conmigo sin esfuerzo; también tuve la intención de que le diera mis saludos a Keine si la veía, mas pronto pensé que sería mejor si yo me ocupaba de eso tras pasar las pruebas de Hakugyokurou. Yuyuko-sama por otro lado dijo que se tomaría un par de horas fueras, mismas que especificó se trataban de vital importancia. De mis días viviendo dentro del mundo espiritual jamás vi a alguna de las dos dejar los horizontes de éste, pero a causa de que continué inmerso en la labor de la restauración no le di mayor importancia. Les deseé lo mejor a las dos y que estaría aguardando por el regreso de ambas.

Y aunque invertí considerable tiempo en el suzuri esto no significa que el proceso haya sido lo único que me ocupara. Siempre acomodaba algo más por hacer, y si bien no se trató de la práctica de la caligrafía, aún era posible instruirme en estudios como la lectura y el uso de la lógica a base de problemas matemáticos y de situaciones para despertar la agilidad mental. Por supuesto, todo bajo la tutela de Yuyuko-sama. Fue algo que disfruté gratamente.

En mis tiempos libres es que ella disponía de su tiempo para enseñarme.

La lectura para empezar fue diversa, enormemente variada de hecho. Todo empezó con estudios que en realidad jamás se sintieron como tales. Eran clase distintas a aquellas que tuve en el mundo humano o a las que pude tener con Keine. Se me entregaron textos de historias, de leyendas y poemas los cuales llevaba a la veranda de mi habitación a leer. Algunos eran de Yuyuko-sama misma, mientras que otros sólo estaban firmados con algunos de los caracteres de su nombre, mismos que afirmó no eran suyos. Aun así, sin importar de quiénes fueran, si eran cortos o extensos. Cada uno destacó por atrapar la belleza de la melancolía y tristeza. Aspectos sombríos o inclusive juegos de palabras. Expresaban emociones que entonces no recordaba fueran más que tóxicas o negativas, pero vistas desde un ángulo distinto. Convirtiéndolas en algo más. Devoré cada uno de los textos con avidez y pericia. Al terminar estos se me encargaba redactar lo que había leído y entendido. Permitiéndome un poco de ego diré que nunca fallé. Siempre fui bueno en lo que respecta a textos.

[Touhou] Relato de un Híbrido: Eco de una vida.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora