Capítulo 11: Momentos de Tensión

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El sol del mediodía bañaba el circuito y el vestuario del Barcelona con una luz cálida, creando un contraste irónico con el ambiente frío y tenso que se había instalado entre los miembros del equipo de F1 y el equipo de fútbol. Las recientes disputas entre Alexia y Emma habían alcanzado un punto crítico, afectando la moral y la cohesión de ambos equipos.

El vestuario estaba lleno de murmullos cuando Alexia entró después de una sesión de entrenamiento. La noticia de su enfrentamiento con Emma había llegado a oídos de todos, y las miradas se desviaron hacia ella. Marta Torrejón, una de las capitanas, se levantó para abordar la situación.

—Alexia, necesitamos hablar —dijo Marta, su tono serio—. Esto no puede seguir así. Está afectando al equipo.

Alexia se cruzó de brazos, su expresión imperturbable.

—¿Hablar de qué, Marta? ¿De cómo Emma casi provoca un accidente en la pista? —replicó Alexia con un tono mordaz—. Este equipo de F1 es una distracción. Deberíamos centrarnos en el fútbol.

Antes de que Marta pudiera responder, Emma entró en el vestuario, claramente enfadada, seguida por Julián, el ingeniero de pista de Emma. Ambos estaban allí para una reunión de equipo coordinada entre las divisiones de fútbol y F1, destinada a fomentar la cooperación y la comunicación entre los diferentes proyectos del club.

—¡Alexia, ya basta! —exclamó Emma, su voz llena de indignación—. Sé que no te gusta el automovilismo, pero tu actitud está afectando a todos. Estamos aquí para trabajar juntos, no para atacarnos mutuamente.

El silencio en el vestuario era palpable, todos observaban el enfrentamiento con tensión. Julián, sintiendo la necesidad de intervenir, dio un paso adelante.

—Ambas tienen razón en parte, pero esto no es productivo. Necesitamos encontrar una manera de resolver esto sin destruir el espíritu del equipo —dijo Julián, tratando de calmar los ánimos.

Alexia se volvió hacia Julián, sus ojos brillando de frustración.

—¿Resolverlo? ¿Cómo se supone que trabajemos juntos si Emma ni siquiera puede manejar su coche sin poner a todos en peligro? Esto es una broma. Deberíamos enfocarnos en nuestro verdadero objetivo: el fútbol.

Emma apretó los puños, su rostro rojo de ira.

—Estoy haciendo lo mejor que puedo, Alexia. Sé que cometí errores, pero eso no te da derecho a menospreciar nuestro esfuerzo. Todos aquí estamos trabajando duro, y tu negatividad solo hace las cosas más difíciles.

Marta levantó una mano, pidiendo silencio.

—Basta, las dos. Esta discusión no nos llevará a ninguna parte. Tenemos que encontrar una manera de trabajar juntos, de apoyarnos mutuamente. Somos un equipo, y eso significa que debemos ser capaces de superar nuestras diferencias.

El vestuario quedó en silencio mientras todos asimilaban las palabras de Marta. La tensión seguía en el aire, pero había una comprensión implícita de que tenían que encontrar una manera de avanzar. En ese momento, un flashback invadió la mente de Alexia y Emma, recordando la raíz de la tensión entre.

Flashback***

Todo comenzó hace semanas, en una reunión posterior a una carrera en la que Emma tuvo un desempeño regular. Alexia había sido brutalmente honesta en sus críticas, llamando "patético" al equipo de F1 y cuestionando su viabilidad. Emma, sintiéndose atacada, había respondido con igual intensidad, acusando a Alexia de ser egoísta y de no comprender el esfuerzo que implicaba formar parte de un equipo de automovilismo.

La discusión se intensificó cuando Alexia insinuó que el proyecto de F1 estaba desviado recursos y atención del equipo de fútbol. Emma, enfadada, le gritó que el mundo no giraba alrededor del fútbol y que merecían una oportunidad para demostrar su valía. La disputa había sido tan acalorada que los demás miembros del equipo tuvieron que intervenir para separarlas. Desde entonces, la relación entre Alexia y Emma había sido tensa y llena de resentimientos.

De regreso al presente, Carlos, el jefe del equipo de F1 Academy, comenzó la reunión con un tono conciliador.

—Estamos aquí para resolver nuestros problemas y trabajar juntos. Sé que ha habido fricciones, pero debemos recordar que somos un solo club. Nuestro éxito depende de nuestra capacidad para colaborar y apoyarnos mutuamente.

Alexia tomó la palabra, su tono aún desafiante.

—Entiendo la importancia de trabajar juntos, pero debemos ser realistas. Este equipo de F1 no tiene futuro. Estamos poniendo en riesgo nuestra reputación y nuestras carreras por algo que no va a funcionar.

Emma no pudo contenerse.

—¿Y cómo lo sabes, Alexia? ¿Por qué estás tan segura de que vamos a fracasar? Tal vez si dejaras de criticarnos y nos apoyaras, podríamos demostrar lo que somos capaces de hacer.

La sala quedó en silencio, esperando la respuesta de Alexia. Finalmente, ella suspiró, su expresión suavizándose un poco.

—Lo siento, Emma. Quizás he sido demasiado dura. Pero es difícil para mí ver cómo este proyecto distrae de lo que realmente importa para mí: el fútbol. Solo quiero lo mejor para el equipo.

Julián intervino, tratando de mediar.

—Podemos encontrar un equilibrio. Alexia, tu pasión por el fútbol es inspiradora, pero también debemos dar una oportunidad al equipo. Emma y su equipo han trabajado duro, y se merecen nuestro apoyo. Podemos hacer ambas cosas bien si nos comprometemos a trabajar juntos.

Las palabras de Julián parecieron calmar un poco las aguas. Emma asintió lentamente, reconociendo el punto de vista de Alexia.

—De acuerdo, Julián. Estoy dispuesta a trabajar en esto, pero necesito que todos pongan de su parte. No podemos seguir con esta hostilidad —dijo Emma, mirando a Alexia con determinación.

Carlos tomó la palabra de nuevo.

—Entonces, estamos de acuerdo. Vamos a apoyarnos mutuamente y a trabajar juntos para lograr nuestros objetivos. Esto no será fácil, pero sé que podemos hacerlo.

La reunión concluyó con un sentido de resolución, aunque todavía quedaba mucho por hacer. Las discusiones no se habían resuelto por completo, pero había un compromiso de trabajar hacia una mejor colaboración.

En los días siguientes, ambos equipos comenzaron a tomar medidas para mejorar la comunicación y la cooperación. Las tensiones seguían ahí, pero había un esfuerzo consciente por superarlas. Sin embargo, la relación entre Alexia y Emma seguía siendo problemática. Las dos evitaban interactuar más allá de lo estrictamente necesario, y cuando lo hacían, las palabras eran cortantes y llenas de resentimiento.

Una tarde, mientras Emma practicaba en la pista, Alexia se acercó para observar. Después de unos minutos, se acercó a Emma mientras esta ajustaba su casco.

—Emma, quería decirte algo —dijo Alexia, su tono más suave—. He visto cuánto trabajas y lo difícil que ha sido para ti. Solo quiero que sepas que, aunque no entiendo mucho de automovilismo, respeto tu dedicación. Quiero apoyarte, incluso si no siempre estoy de acuerdo con este proyecto.

Emma se sorprendió por las palabras de Alexia, pero su respuesta fue fría.

—Gracias, Alexia, pero no necesito tu aprobación. Solo quiero que dejes de menospreciar nuestro esfuerzo. Si no puedes apoyarnos sinceramente, entonces al menos no nos pongas trabas.

Alexia frunció el ceño, sintiendo que sus palabras habían caído en saco roto.

—Eso es lo que estoy intentando hacer, Emma. Pero también tienes que entender mi punto de vista. El fútbol es mi vida, y este proyecto me parece una distracción innecesaria.

Emma se encogió de hombros, su expresión endureciéndose.

—Pues entonces, quizás deberías enfocarte en tu fútbol y dejarnos a nosotros en paz con nuestro automovilismo.

La tensión seguía presente, y aunque había un esfuerzo por mejorar la situación, las heridas eran profundas. Ambos equipos continuaron trabajando juntos, enfrentando desafíos y buscando maneras de mejorar, pero la relación entre Alexia y Emma seguía siendo una fuente constante de conflicto.

En el fondo, sabían que su éxito dependía de su capacidad para superar sus diferencias y encontrar un camino común. La tensión todavía estaba presente, pero también lo estaba la esperanza de que podían construir algo mejor juntos, aunque la reconciliación aún parecía lejana.

Pistas Cruzadas - Alexia Putellas Donde viven las historias. Descúbrelo ahora