Capítulo 10: Alexia Regresa

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El sol matutino iluminaba el estadio, creando un halo dorado alrededor del campo. El césped estaba impecablemente cortado, y la brisa suave del mar Mediterráneo acariciaba las gradas vacías. El ambiente estaba cargado de anticipación y emoción, ya que hoy marcaba el esperado regreso de Alexia Putellas al equipo después de una prolongada ausencia debido a sus lesiones.

Durante meses, Alexia había trabajado incansablemente en su rehabilitación. Las sesiones de fisioterapia habían sido largas y dolorosas, los momentos de duda y frustración no habían faltado. A veces, las largas jornadas se extendían hasta la noche, con Alexia trabajando en solitario en el gimnasio, mientras las luces del estadio se apagaban una a una. Las lágrimas y el sudor se mezclaban mientras luchaba por recuperar cada centímetro de fuerza en su pierna. Su cuerpo se sentía agotado, pero su mente se negaba a rendirse. La sonrisa de su madre, los mensajes de ánimo de sus amigos, y sobre todo, el inquebrantable deseo de volver a sentir la magia de un estadio vibrante, le daban la fuerza necesaria para seguir adelante.

Había días oscuros en los que el dolor se hacía insoportable, en los que su pierna no respondía como esperaba, y la frustración amenazaba con consumirla. Sin embargo, Alexia encontraba consuelo en pequeños rituales que le recordaban su amor por el fútbol. Se sentaba en las gradas vacías, visualizando partidos pasados, reviviendo cada pase, cada gol, cada momento de gloria. Se prometía a sí misma que volvería, que no permitiría que una lesión definiera su carrera.

Finalmente, el día había llegado. Alexia había recibido el alta médica y estaba lista para volver a entrenar con sus compañeras. A medida que se acercaba al estadio, su corazón latía con fuerza. El vestuario, los pasillos, el campo… todo le resultaba familiar y, a la vez, nuevo, como si viera todo con ojos renovados. Cada rincón de ese lugar era parte de su historia, una historia que estaba decidida a continuar escribiendo con la misma pasión y entrega de siempre.

Cuando Alexia entró en el vestuario, fue recibida con una ovación por parte de sus compañeras. El ambiente se llenó de abrazos, risas y palabras de aliento. La otra capitana del equipo, Marta Torrejón, fue la primera en acercarse y darle un fuerte abrazo.

—¡Bienvenida de vuelta, Alexia! —dijo Marta con una sonrisa radiante—. Te hemos echado mucho de menos.

—Gracias, Marta. Yo también os he echado de menos a todas —respondió Alexia, emocionada.

Cada abrazo y cada sonrisa eran como un bálsamo para Alexia. Había extrañado ese ambiente de camaradería, esa conexión especial que solo se encuentra en un equipo que ha compartido victorias y derrotas. Vio a Patri Guijarro, a Mariona, a Sandra Paños, y a todas esas compañeras que se habían convertido en su familia. Cada una había jugado un papel importante en su recuperación, ya fuera a través de mensajes de ánimo, visitas al hospital, o simplemente estando allí, luchando en el campo mientras ella observaba desde la distancia.

El entrenador, Jonatan Giráldez, entró en el vestuario y se unió a la bienvenida.

—Es un placer tenerte de vuelta, Alexia —dijo Jonatan—. Sabemos lo duro que has trabajado para llegar aquí, y estamos emocionados por ver lo que aportarás al equipo en esta nueva etapa.

Jonatan se había convertido en un apoyo incondicional para Alexia durante su rehabilitación. Siempre encontraba el momento para llamarla, para recordarle que su lugar estaba en el campo y que el equipo no sería el mismo hasta que ella regresara. Sus palabras siempre le recordaban que, aunque el proceso era largo, cada día la acercaba un poco más a su objetivo.

Con el ánimo elevado, el equipo se dirigió al campo para la primera sesión de entrenamiento con Alexia de vuelta. A medida que se alineaban para los ejercicios de calentamiento, Alexia sintió una mezcla de nerviosismo y entusiasmo. Había esperado tanto por este momento, y ahora que finalmente estaba aquí, estaba decidida a dar lo mejor de sí. El sonido de los tacos sobre el césped, el aroma de la hierba recién cortada, el murmullo de las jugadoras… todo era un recordatorio de por qué había luchado tan duro.

Pistas Cruzadas - Alexia Putellas Donde viven las historias. Descúbrelo ahora